Bio

Con Amy Kuney, las apariencias engañan realmente. Por supuesto que la cantautora se ve joven, incluso quizás más joven de los veinte y tantos que tiene, pero esperen hasta que se siente frente al piano y empiece a cantar. Su presencia en el escenario y la autoridad que muestra es impresionante para una artista de su edad, y eso es apenas antes de oír sus letras, que resuenan con fineza y detalles.
Por esto quizás, Kuney no es la típica artista que conoces. Tiene casi 20 años de experiencia musical, ya que comenzó sus primeras lecciones de piano a los cuatro años. Entre diversas presentaciones en la iglesia y recitales de piano, ha estado en los escenarios casi toda su vida. Por no mencionar las mas de 100 presentaciones que dio el año pasado. Vivió parte de su infancia en Honduras lo que le ha otorgado un valor agregado que va más allá de la mayoría de los artistas estadounidenses.

De hecho, si le preguntas, ha obtenido más experiencia de vida de la que esperaba. A los 17, ella y un grupo de amigos fueron secuestrados por rebeldes en un viaje turístico en Guatemala. (Sus captores, por intervención de un poder superior, eventualmente los liberaron), esa experiencia angustiosa, le dio a Kuney un nacimiento para escribir con gran impulso. “Armé un estudio en mi sótano con cortinas de ducha y colchones, y empecé a poner todo en mis letras”, recuerda Amy. “Escribí la canción ‘How The Wind Must Feel’ (cómo debe sentirse el viento), y le envié una grabación de ella a un productor de Los Ángeles que se llama Peter Barker. Así es como empezó todo”.
Los supervisores musicales se enteraron. Y las canciones de Kuney no solo estuvieron en “One Three Hill” y en la novela “Passions”, sino que además interpretó a una cantante folclórica en un memorable episodio de “Gilmore Girls”; algo que ella modestamente califica como “suerte de principiantes”.
Ahora, y debutando con su álbum “Bird’s Eye View” (la mirada en los ojos de un pájaro), tuvo la oportunidad de conocer a la talentosa cantautora y colega Kate Voegele quien señala a Kuney como “Una compositora estupenda”, y la compara con Fiona Apple y Sarah McLachlan, al tiempo que Ann Powers de Los Angeles Times, la describió como “especialmente encantadora”.

Amy Kuney nació en Oklahoma, pasó gran parte de su infancia en Tulsa, y es la hija del medio de una familia numerosa. Era apenas una jovencita cuando su padre, debido a la devastación que produjo el huracán Mitch, decidió modularse con su familia hacia Honduras para desempeñarse como misioneros, y en trabajos comunitarios. En aquel tiempo, Amy tenía 13 años.
Asique, deja los suburbios y viaja a ese lugar, adentrándose en una cultura extranjera en una casa de bloques, con el patio rodeado de alambrados. Al principio, Kuney se puso rebelde. “Era muy poco cooperativa viviendo en Honduras. Y me negaba tremendamente en aprender el idioma. No me adaptaba a esa cultura. E incluso cuando quería aprender español había un bloqueo subliminal que al parecer se quedó para siempre.”

Hubo una cosa, sin embargo, que Kuney pudo tener en Honduras y que no hay en Los Estados Unidos: Silencio. “Realmente me aterraba” dice. “Tuve que arreglármelas sola para poder entretenerme. Al principio no teníamos radio, ni televisión y no conocíamos a nadie”. Por eso Kuney pasaba más tiempo en el piano y de a poco aprendió a tocar la guitarra. En ese tiempo, escribió cuentos cortos y poemas, hasta escribir su primera canción.

Luego Kuney comenzó a llenar su notebook con canciones y enviarlas por Internet a los productores de Los Angeles que encontraba al azar. Así fue como encontró a Peter Barker, quien tiene que estar agradecido con que su apellido comience con una “B”, porque Kuney enviaba sus canciones siguiendo una lista alfabética. Barker, con el tiempo la contrató, y su sello discográfico lanzó en Agosto de 2008 su álbum debut “Bird’s Eye View”.
A pesar que ella ya había co-escrito con otros en el pasado, todas las canciones de Bird’s Eye View salieron directamente de la notebook de Amy, al igual que el trabajo de voz y su perspectiva única. “Soy un poquito frenética en controlar las cosas” admite. “No puedo sacar algo con lo que no este 100 por ciento de acuerdo”. El álbum es de lo mejor teniendo en cuenta que se trata del resultado de las experiencias de Kuney, quien nos deja saber que “Hay vida más allá del cerco de alambre” (there is life beyond the razor wire), en “las cosas simples” (simple things), y hasta en la intrigante situación de ser “el tercero en una mesa para dos” (a third party at a table for two), cuando “el amor es una fantasía” (love is trippy).

“Yo no me consideraría necesariamente una escritora de canciones, realmente me veo más como una contadora de historias”, dice. “Empiezo escribiendo la verdadera historia primero, antes de convertirla en una letra de canción”.

En términos de producción, hasta que los arreglos definitivamente se transformaron en canciones, Bird’s Eyes View, es la esencia de lo posible que un amigable, y urbano cantautor de café nos puede dar. Tales posibilidades no nos hacen sorprender que Kuney revele su aprecio por artistas de protesta legendarios como Rufus Wainwright y Jon Brion.

“No quise que este disco sonara como cualquier otro.” Acierta Kuney. “Quise que nadie pueda decir que esta producción le hace recordar a alguien más. Quise que se mantenga original.” Solo una canción “Rocket Surgery” (cirugía a un cohete), -que tiene un trabajo vocal de fondo de Enrico Caruso, la trompeta de Dixieland y golpes de palmas-, es la clara evidencia que el oyente necesita para darse cuenta que la misión está cumplida. Pero eso no quiere decir que las partes altas de esta canción no puedan ser logradas por Kuney, o que sonaría fuera de lugar. “Tratamos de hacerla interesante y además fácil de escuchar”, dice Kuney. “Y creo que logramos un buen balance.”

Y por supuesto, siempre es mucho mejor el sonido en un estudio cómodo, que estar en un escenario abierto, y eso es lo que ha estado haciendo Kuney durante el año pasado (busquen en YouTube por pruebas). Meterse en un escenario con el mismo entusiasmo ya sea con tres, o con trecientas personas, y además soportar los ensayos. “Una vez que estaba en un hotel en Spokane, había sangre en la cortina de baño, después a las tres de la mañana alguien estaba pechando la puerta tratando de entrar” se acuerda. “Después en Nashville me tocó ver desde mi cuarto una pelea por drogas en la calle.”

La delicada y tranquila Amy Kuney pudo haberse asustado por estos rigores del camino, pero con el post-Honduras Kuney lo superó. Después de todo, ella le debe su carrera musical a aquella no bien aceptada estadía. “Si jamás hubiera ido a Honduras, probablemente aún estaría en Oklahoma, deseando hacer lo que estoy haciendo ahora, pero sin el tiempo o la energía para hacerlo realidad. Afortunadamente, He vivido una experiencia de vida muy motivadora”.

Escrito por: Reid Davis

Text taken to make spanish translation, from the original text written by Reid Davis, and published on the official website of Amy Kuney at www.amykuney.com

Discografía