Noticias de Restos Fosiles
Olivos, provincia de Buenos Aires. Allá por 1987, cuando casi todo lo que por aquí se conocía como "punk", "hardcore" o "skate rock" circulaba en gastados cassettes Magnatape regrabados cientos de veces, Alejandro Miguélez y Gustavo Sancricca se deciden a adquirir una guitarra Faim y partes de una batería respectivamente y comienzan una banda. En esas tardes post colegio, una vez revelado el enigma de la técnica del machaque y el "putá putá" (léase "ritmo jarcor") y junto a Maxi Maldonado en el bajo, comienzan a componer algunas canciones que ya entonces combinaban altas dosis de melodía con velocidad y emoción sin excusas ni complejos. Hacia 1988, los ensayos se suceden y los temas toman una forma más convincente; está claro que en ese punto ya necesitan de una voz. Es así que a través de un modesto cartelito pegado en la disquería Rock Show se encuentran con Mariano Askenazi, "Mane", a quien reconocen en una primera cita por su jopo skater y su remera de 7 Seconds. Algunas pequeñas pruebas y no quedan dudas: la primera fórmula Restos Fósiles está ahora completa. Lo que siguen son más ensayos y nuevas canciones, para luego empezar a presentarse en un circuito que crece, pero de a poco.
1989, show tras show, Restos se afianza en un estilo que no es el de la mayoría de las bandas de la escena, lo cual genera a la vez cierta atención y un público fiel. Las influencias se notan: hc californiano, rock de patineta, pop ochentoso; aunque también la creciente personalidad de un grupo que se abre camino creyendo simplemente en la música que ama. Los recitales continúan uno tras otro. Casa Suiza, Quebracho, Wave, y tantos más. Llega 1990 y Maxi le deja su lugar a Aníbal Loberse, en un momento de gran efervescencia punkrockera en Buenos Aires (¿o debería decirse hardcorera?). Nuevos lugares abren sus puertas y el Teatro Arlequines se consagra como el "clásico". El año pasa como tromba y Restos quiere dejar registro de esas canciones que ya la gente comienza a pedir: "Juventud Unida", "Nuestros Días", "Tiempo", "Desarme", y en ese intento aparece la primera producción del grupo: un demo grabado cálida y caseramente, luego editado de forma independiente en diciembre de 1991. La respuesta es muy buena, y es a través de esa cinta que la MRR se interesa por saber quienes son esos argentinos de Restos Fósiles. En 1992 Mane y Alejandro forman "Confianza", junto a El Bola en batería y Marcelo "Laker" Formoso en bajo.
Esta nueva banda se presenta un par de veces en vivo, y antecede al paréntesis de unos años en el que Restos está a punto de zambulirse. Pasa el tiempo. Por diversos motivos, el intervalo se extiende hasta marzo de 1995, y es entonces que con nuevos temas y nueva formación -que incluye a Marcelo de "Confianza", ahora ex N.D.I., en lugar de Aníbal- la banda vuelve a la actividad.
Lo que sigue es un nuevo demo de cuatro canciones, que pasa a ser parte de varios compilados de aquí y de allá, como "All Ages", "Skate Rock Vol.1", "Panic Now", etc. Y ya llegado 1997, después de incontables idas y vueltas, el tan demorado proyecto de disco debut se hace finalmente realidad. Grabado en vivo en apenas 18 horas y media, el autotitulado "Restos Fósiles" recorre en quince temas su nuevo material, en tanto presenta nuevas versiones de algunos clásicos. "Perdonar (tal vez)" es convertida en video clip y comienza a rotar en los canales que se encargan de esas cosas. Todos quedan contentos con "el amarillo" -tal como se le decía entonces al disco- y comienzan las presentaciones en vivo; los recis se multiplican, y temas como "Pertenecer", "Sin tu sonrisa", "La máquina de perder", "El rincón de los silencios" o "Rumby" son los favoritos tanto de quienes los tocan como de quienes están ahí abajo. Hacia 1998, Marcelo decide alejarse del grupo y Matías Solo ocupa su lugar. Con esta formación graban el e.p. "Amor Secreto", que además de nuevas canciones incluye un cover de los Stones, "Paint it black", tratando de atemperar la rolingofobia imperante en el punk rock (Restos Fósiles adora a los Rolling Stones circa 65'-66'). Luego vinieron el split 7" con los americanos J Church, y contribuciones a diversos tributos y compilados. Con la intención de que toda esa música no quede diseminada e inaccesible, es que en el 99' se edita "Diferentes canciones a un mismo surco", un disco donde se reúnen los simples, rarezas, versiones en vivo, con algunos inéditos. Quienes se rehusaban a desempolvar su viejo tocadiscos pudieron así escuchar en casa "Don Juan de Marco".
Llega el año 2000. Restos Fósiles se va de gira a Brasil junto a la banda carioca Sorry Figure. La formación es atípica: por algunos problemas, Alejandro no viaja y Matías se hace cargo de la guitarra, en tanto Rafa, un viejo amigo de Restos se ocupa del bajo. Son varias fechas en nueve ciudades y todo resulta mejor de lo esperado, especialmente en Rio de Janeiro, San Pablo y Curitiba. La escena brasilera es enorme y se interesa mucho por lo que se hace en Argentina. De regreso, siguen los recitales en un año súper intenso, en el que la adormecida escena porteña comienza a despertar. En agosto del 2000, Alejandro decide dejar Restos Fósiles. Está claro que con la partida de este miembro fundador, lo que vendrá es una nueva etapa. Finalmente, la banda se repone de esta pérdida y renueva la receta testeada en Brasil: Matías ahora en guitarra y Rafa en bajo. Las cosas funcionan y pronto están nuevamete tocando. A mediados del 2001, ya están ensayando fuerte las canciones que serán parte del disco por venir, entre fechas por el interior del país y
shows en Buenos Aires, y en agosto, se meten en los estudios El Pie para comenzar la grabación. La cosa se extiende un poco más de lo previsto, y a modo de adelanto, en diciembre, se edita "Sonidos", un e.p. que contiene además 2 inéditos, "En semáforo" y "Aprender", y una versión acústica de "Pertenecer". Ya el 2002 los encuentra con el segundo disco -"Transparente"- listo y un montón de nuevas canciones y proyectos para el año.
Pasó ya mucho tiempo y hay algo que mantiene viva la llama. Los primeros días de Restos Fósiles parecen a veces lejanos, aunque cada vez que se calzan los instrumentos, no tanto…
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