Bio

Hay varios artistas con este nombre.
1. Evangelina Sobredo Galanes nació en Madrid, en el Palacio del Pardo el 11 de octubre de 1948. Como hija del diplomático español D. Ramón Sobredo tuvo una infancia itinerante (Inglaterra, EE. UU., Portugal, Jordania) y una educación cosmopolita: aprendió a hablar en inglés antes que en castellano. Por ello sus primeras letras fueron tanto en inglés como en español. Finalmente se decantó por este último idioma. Se educó con una monja americana que la animaba a tocar la guitarra y a cantar en todas las fiestas de fin de curso. De regreso a España, tras licenciarse en Derecho, decidió dedicarse en serio a la música y a componer sus propias letras, que poseen una calidad poética y literaria notable, muy por encima de lo habitual en su tiempo, y se adscriben a corrientes existencialistas y a la canción de protesta feminista.

Junto a Nacho Saez de Tejada (Nuestro Pequeño Mundo) y Julio Seijas ("La Compañía"), Eva Sobredo grabó en 1970 un sencillo, Expresión, cantado en inglés, y con aire bluessy-folk, y, aunque Seijas siguió siendo colaborador, el grupo se disolvió. Un año después, adoptó el nombre artístico de Cecilia debido a que "Eva" ya estaba registrado y el tema "Cecilia" de Simon y Garfunkel estaba siendo lanzado por su compañía de discos, la multinacional y entonces recién instalada en España, CBS. Grabó su primer sencillo en solitario con los temas Mañana/Reuníos. El segundo es como un ruego para que se reunieran los entonces disueltos The Beatles. Aunque no supuso un gran éxito, el disco representó entonces una novedad en un panorama dominado por cantautores de influencia francesa como Mari Trini, Joan Manuel Serrat o Luis Eduardo Aute.

En 1972, lanzo su primer LP, por título Cecilia. Es el único LP original que incluye temas en castellano e inglés. Una canción social de este disco, "Dama, Dama", fue un éxito, así como las existenciales "Nada de nada", "Mi gata Luna", "Fui" o "Señor y dueño" (que según sus propias palabras, era su canción favorita).

Al año siguiente, 1973, apareció su segundo LP, titulado Cecilia 2" con una característica foto de Ontañón en la portada, simulando un embarazo: téngase en cuenta que el tema central del álbum era "Me quedaré soltera"; en este álbum hay recuerdos ("Cuando yo era pequeña", "Mi ciudad"), prospecciones al futuro ("Me quedaré soltera", tema fuerte para la época, y "Si no fuera porque…"), pasado colectivo ("Un millón de sueños", alusión a la Guerra Civil) y un amor existencial, elegíaco y triste muy característico de Cecilia ("Canción de amor", "Me iré de aquí"). Sólo "Andar", tema de apertura del disco, escapa de esa tristeza y aparece lleno de ganas de vivir. Fue también un éxito, aunque no tan resonante como el anterior, habida cuenta de que los LPs eran por entonces mucho más caros que los sencillos y todavía se estaba generalizando su uso.

Su tercer álbum fue el mayor éxito de su corta y fulminante carrera, Un ramito de violetas, por la canción que tuvo más éxito del LP y por la que se le suele recordar injustamente, ya que muchos de sus otros éxitos son también notables. Según su hermana Teresa, antes de ser canción fue un cuento. Junto a esta pieza destacan canciones como "Mi querida España", "Decir adiós" o "Sevilla".

En 1975, Televisión Española decidió que representara a España en el Festival de la OTI, y la artista aceptó a regañadientes, puesto que no le gustaban los festivales, con la canción "Amor de medianoche", compuesta por ella misma y Juan Carlos Calderón; el tema consiguió el segundo puesto. Grabó entonces un LP recopilatorio con el título de esa canción, que fue su último trabajo antes de perder la vida en un accidente de tráfico contra una carreta de bueyes en la provincia de Zamora, incidente que dejó desolado a todo el país, pues la cantante poseía un carisma insólito y una popularidad increíble. Sin embargo, aún llegó a editar un single en vida en 1976 con "Tú y yo" y en la segunda cara el tema "Una guerra", alusión a la Guerra Civil que aparece en otras letras suyas. "Tú y yo" nunca se reeditó en las innumerables recopilaciones posteriores. Cuando murió trabajaba en un proyecto sobre textos de Ramón María del Valle-Inclán. Está enterrada en el Cementerio de la Almudena, en Madrid.

En septiembre de 1976, un mes después de su fallecimiento, salió el single póstumo que llevaba por título en la cara A "El viaje" y en la cara B, "Lluvia". A los siete años de su óbito su casa de discos editó un álbum con 12 canciones inéditas recopiladas desde maquetas y arregladas por Juan Carlos Calderón. En 1991 la llegada del sonido digital posibilitó la remasterización de una recopilación y en 1996 se editó un doble álbum con dúos de Cecilia con cantantes como Merche Corisco (que apenas había nacido cuando Cecilia murió), Miguel Bosé, Ana Belén, Manolo Tena, Julio Iglesias, etc. Además se logró recuperar "Desde que tú te has ido", una canción que dio título a esta colección de dúos y que fue reconstruida y digitalizada desde una maqueta que grabó Cecilia como prueba sólo con su voz y guitarra; se debe la reconstrucción al músico Juan Carlos Calderón.

Como intérprete usó unas veces una voz frágil de una niña pequeña y otras una voz firme e indomesticable.

El 2 de agosto de 1976, sobre las 5.30 horas de la noche, Cecilia falleció en un accidente de tráfico en la carretera N 525, en Colinas de trasmonte cerca de Benavente (Zamora). Regresaba tras un concierto esa misma noche en la Sala Olimpia de Vigo, Galicia, y su coche, un Seat 1430, se estrelló contra una carreta de bueyes sin luces. En el momento del accidente, la acompañaban sus tres músicos, dos de ellos se salvaron, pero desgraciadamente ella y el batería Carlos de la Iglesia murieron. En aquel momento, se encontraba en el momento más glorioso de su carrera musical, en la cúspide. Tenía 27 años y dejó un hueco en la música española que nadie ha podido llenar en las últimas tres décadas.

2.Cecilia Pantoja Levi (Tomé, Chile, 21 de octubre de 1943), más conocida como Cecilia la incomparable o simplemente como Cecilia, es una cantautora chilena, ídolo de la nueva ola en los años 60’.
Cecilia representa uno de los fenómenos más atípicos y sorprendentes de la música popular chilena. Aunque irrumpe como solista en pleno fulgor de la Nueva Ola, alzándose hacia mediados de los años ‘60 como la mayor estrella juvenil de la época, su estilo y repertorio no responden a cabalidad al molde del movimiento. Mientras los pares de su generación se limitaban a doblar las canciones de éxito en Estados Unidos o, cuanto más, a proponer un pop ligero y elemental, Cecilia adquirió personalidad propia con un catálogo diverso de canciones que en gran parte bebían de la tradición musical latina y europea.
Bolero, tango italiano, mambo, chachachá y rock’n roll fueron algunos de los estilos con que fue construyendo una identidad musical que no tuvo parangón ni descendencia. Como lo constató a tiempo su productor musical y por entonces director artístico del sello Odeón, Rubén Nouzeilles, Cecilia fue única entre los músicos de su generación. De ahí el nombre de su segundo long play solista, La incomparable (1965), título que en adelante institucionalizó el mote artístico con que se haría conocida entre las masas.

Primeros grupos
Cecilia se inicia en el canto a fines de los años ‘50 en Los de Tomé, cuarteto melódico formado originalmente por tres hermanos de apellido González y cuyo nombre tributa a la ciudad de origen de sus integrantes. Tras la grabación de un primer y único disco sencillo para el sello RCA, a comienzos de la década de los ‘60 el grupo se disuelve, y su voz principal se lanza en solitario junto a un grupo de apoyo vocal que bautiza Los Singers. Con ellos llega en 1962 a los estudios Odeón para grabar su primer trabajo solista, un disco single que, al sumar sus dos caras, combina lo que ya entonces, en pleno despegue de la Nueva Ola, parece irreconciliable: tango italiano («Uno de tantos») y rock’n roll interpretado en idioma nativo («I wanna live»).
Fueron estos los cimientos de la primera gran revuelta de masas generada en Chile en torno a una cantante juvenil. Un par de años después de su debut solista, impulsada por canciones italianas como «Tango de las rosas» (1963), «Aleluya» (1964) y «Baño de mar a medianoche» (1964), Cecilia cobraba una popularidad hasta entonces insospechada para una cantante juvenil. A su manera, el fenómeno de Cecilia fue en Chile similar al que en paralelo provocaron los Beatles en Inglaterra y Estados Unidos. En los años de su reinado (1963-1965), fue ella quien lideró las listas de ventas y popularidad de la prensa y la radio; sus fans se agolpaban por multitudes en las radios, teatros y estadios donde se celebraban sus conciertos; y su nombre encabezó varias de las principales giras organizadas por el país en aquellos años.

Carisma y polémica en vivo
Su influencia trascendió a la música y su industria local. Con un despliegue escénico como nunca antes se había visto en el país, desfachatado y provocativo, y un catálogo de cruzaba géneros musicales, Cecilia se convertiría en un símbolo de emancipación sexual. Tal como ocurrió en otras latitudes con Elvis Presley y Sandro, la juventud chilena de la época tuvo al frente un modelo que transgredía modales, convenciones y costumbres. Una prueba de ello está en su participación de 1965 en el Festival de la Canción de Viña del Mar. Compitiendo con la canción «Como una ola», de la chilena María Angélica Ramírez, la cantante se trenzó en una aguda polémica con las autoridades edilicias de la época al contravenir la recomendación de no interpretar su característico beso de taquito, gesto escénico inspirado en la técnica futbolística y considerado por entonces inapropiado para ser ejecutado por una señorita como ella. A esta trasgresión se sumó una polémica: pese a ganar la competencia, su actuación final en esa versión del festival se realizó entre abucheo de un sector del público que reprobó la decisión del jurado. Lejos de amilanarse, la cantante de Tomé respondió con muecas, gestos burlones y uno que otro beso de taquito.
No es posible explicar el fenómeno de Cecilia sin atender a la influencia que ejerció en ella su primer productor musical y por entonces director artístico del sello Odeón, Rubén Nouzeilles. A diferencia de otros productores de la época, Nouzeilles no comulgaba con el facilismo de la Nueva Ola. Su formación musical era tan amplia como para sumar producciones de músicos disímiles, como Lucho Gatica, Violeta Parra y Los Huasos Quincheros. Las grabaciones de Cecilia que llevan la firma de Nouzeilles fueron en definitiva las más trascendentes de su carrera, y se caracterizaron por ricas orquestaciones que arreglaron directores de planta de la Odeón como Luis Barragán y Valentín Trujillo.
Resulta sintomático que el comienzo del declive artístico de Cecilia haya coincidido con su alejamiento de la Odeón. Inquieta por la progresiva pérdida de popularidad que desde la segunda mitad de la década experimentó a manos de nuevos ídolos juveniles, entre ellos José Alfredo Fuentes, en 1968 decide mudarse al sello CBS/Philips y comenzar a grabar temas que le dieran un perfil más adulto e internacional a su carrera. Así fue como a contar de ese año y hasta 1970 propuso versiones progresivas para temas de Violeta Parra («Gracias a la vida») y Víctor Jara («Plegaria a un labrador»). Pero sin lugar a dudas que el registro más trascendente de este período fue «Compromiso», una balada de acento rockero que tres décadas después sería rescatada por Javiera y Los Imposibles. En su momento, sin embargo, el éxito de este experimento estilístico fue insatisfactorio, y sus resultados llevaron a la cantante a probar suerte con todos los medios que tuvo a su alcance.
Tras editar un primer y único LP para CBS/Philips, Gracias a la vida (1970), intentó sin suerte iniciar una carrera en México y a la vuelta, en pleno gobierno de la Unidad Popular, fundó su propio sello discográfico, Chía Producciones, para el que grabó algunos pocos temas de corte melancólico y romántico que tuvieron escasa difusión. Fue éste el último intento importante por recuperar la gloria perdida.

Pese al impacto y adoración que sigue provocando en un público diverso, Cecilia Pantoja Levi —como todos los cantantes de su generación— se ha limitado a administrar su patrimonio musical de los años ‘60.

Discografía