Al momento en que nos presentaron
con tu mano estrechaste la mía,
en silencio los dos nos miramos,
yo sintí que la tierra se hundía.
Tú dijites quién sabe qui cosa,
yo ti dije qui´l gusto era mío:
- Pa´ servirle: Nicacio Zarzosa-;
tú dijites llamarte Rocío.
- Pa´ servirle: Nicacio Zarzosa-;
tú dijites llamarte Rocío.
En el cielo brillaba la luna,
en la tierra brillaban tus ojos,
en tu mano brillaba un anillo
y en la casa de enfrente… los focos
Embrillados los dos nos quedamos
y otra vez ti tomé de la mano,
angustiosos segundos pasaron
y en el cielo pasó un aigrioplano;
angustiosos segundos pasaron,
¡de milagro no pasó tu hermano!
Lo primero que me sugerites:
que el hablarnos de tú es más sincero;
y yo muerto de pena ti dije:
- Yo sí te hablo pero… tú primero.
La confianza que entonces tuvimos
nos llevó por caminos extraños,
hoy tinemos en casa tres niños
y eso que sucedió hace dos años;
hoy tinemos en casa tres niños
y eso que sucedió hace dos años.
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