Requinto inicial:
En los momentos, en que el romance hace dichosa nuestra entrega
tu me preguntas el porque tambien se ruega,
porque se adora, porque se llora,
porque se quiere, porque se muere,
y si hay motivo, para quererse.
Para quererte no necesitas ser divina como diosa,
ni necesitas el perfume de las rosas
ni ser radiante, ni ser esposa.
Para quererte, no necesitas poseer, ningun hechizo
para adorarte, yo se muy bien que el mismo Dios, me dio permiso.
Requinto intermedio:
Y si te entregas, a compartir el mismo pan, las mismas penas
y a soportar mi pobre vida hasta la muerte,
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son mil razones para quererte,
para quererte.
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