La distancia va conmigo
como un largo andar,
duro horizonte de Zonda y cielo,
rumbo de piedra y arenal.
¿Dónde iré, dónde irá
conmigo a penar...?
Luna lejos, ojo solo
de la inmensidad,
donde este canto de zamba duele
a puro silbo y soledad.
¿Dónde irá, dónde iré
solito a cantar...?
La zamba es como un camino:
distancia por dentro, destino de andar,
enamorando pañuelos
en el fuego lento del polvaderal.
Cuando le crece el silencio
la boca del pueblo le sale a cantar.
Mi guitarra sube al aire
turbia de canción,
nogal dormido, copla y madera
me busca el río de la voz.
Cantaré, cantará
luna y corazón.
Voy nombrando la distancia
donde cava el sol
el pozo oscuro de lo lejano,
la piel ardida de la sal.
Cantará, cantaré,
viento y arenal.
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