Intro.
El caminaba con sandalias en los pies,
mucha gente se estremecía al oír su
voz, con sus manos él sanó, los ojos
del ciego él abrió. Ese poder de Dios
tan inmenso ahora vive en mi.
El camina en mis zapatos y canta
con mi voz, mis manos usa también
porque soy un hijo de Dios; y sonríe
con mi rostro, él habla con mi voz.
Soy feliz pues se también que él está
en mi corazón.
Con su voz calmó el impetuoso mar,
sin embargo haremos maravillas como
él. Él murió por mi clavado en una cruz:
ese poder de Dios tan inmenso ahora
vive en mi.
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