Hey, hey, hey,
escucha mi canción.
Hey, hey, hey,
es una reflexión.
De que el amor de Dios no es sólo
sentir que está siempre contigo,
que puede estar en tu mejor amigo.
Que no es difícil descubrirlo,
que es muy sencillo percibirlo.
Lo puedes encontrar.
En la mirada dulce y tierna de un pequeño ser,
en el azul y blanco intenso de un amanecer,
o simplemente en el reflejo de tu corazón.
En cada estrella nueva que tu puedas descubrir,
en todo aquello nuevo y cierto que puedas sentir;
o simplemente en el reflejo de tu corazón.
En cada nuevo día que puedas ver
el sol aparecer y resplandecer,
o en una fría tarde, al oscurecer,
lo puedes encontrar, sólo búscalo.
En los malos momentos que hay que vivir,
en el futuro incierto del porvenir,
o en un grave problema sin solución,
lo puedes encontrar, sólo búscalo.
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