Hay luz gloriosa en mi camino,
en las montañas y por doquier,
Cristo nos dice: Oh peregrino,
nunca te dejo yo perecer.
Chorus
Oh luz divina; oh luz del cielo,
llena mi alma de tu fulgor,
aleluya, grato consuelo,
canto las glorias de mi Señor.
Si me rodean sombras y nieblas
su faz contemplo, sigo su luz;
en mi sendero no habrá tinieblas,
voy transitando con mi Jesús.
En su luz bendita, regocijando,
voy transitando a su mansión,
himnos cantando siempre a su lado,
en luz gloriosa de redención.
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