La causa es tuya, ¡ oh Salvador!
Que en nuestra mano está ;
Y porque es tuya, mi Señor,
Jamás perecerá.
Mas antes de resucitar,
El grano se ha de sepultar,
Pues vuelve a germinar, así
Llenando un día el alfolí;
La muerte da
Precioso fruto allá.
Muriendo, al cielo se elevó
Jesús, que es nuestro Rey;
Así la senda señaló
A su pequeña grey.
¡ Sea el camino de la cruz
La escala, para mí a la luz!
Hazme partícipe también
De tu sufrir y de tu Edén,
De eterna luz,
Por tu gloriosa cruz.
Tu muerte al mundo vida da ;
Enséñame a morir.
En Ti nuestra esperanza está,
Y es gloria a Ti el seguir ;
Aquel que más se negara,
Más victorioso luchará.
¡ Sus! camaradas, ¡ a la lid!
El triunfo es vuestro, firmes id
De Cristo en pos
Al gozo y paz de Dios.
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