Llega en su hamaca de alas globos,
su sonrisa reverbera el edén.
Y se aterriza, así, en mi hombro:
viene a inducirme a componer.
Brinca con suerte hacia mi oído
(la ruta de mi corazón).
y me encrudece los sentidos
para sumirme en su razón.
Lo que germina en los ladridos
es su adorable intromisión.
Juega en su inocuo espacio verde,
y corretea a una perdiz.
Tiene de afín a Julio Verne
y pasea en su zepelín.
Y dan la vuelta al mundo a diario
(le persiguen la estela al sol).
Y cuando pasan por el barrio
Luciano deja su esplendor.
Carga de risas las montañas,
donde atenuaba su dolor.
Él no ha venido a mis conciertos.
Nunca en mi vida lo abracé.
Sólo lo he visto en los panfletos
Y en la batalla de un tropel.
Esas personas que me infunden
admiración y lucidez,
y hacen que quiera a un loco impúber
que no he llegado a conocer.
Y aunque suene descabellado,
extraño a este extraño ser.
Pasa a contarme de la hazaña,
la de su cara en un cartel.
Pues le envanece las entrañas
no haber consentido al poder.
El que conforman los bufones
de este sistema criminal
La mafia de los sin-cojones:
la policía nacional.
Y sin temor ni balbuceos
yo me dispongo a confrontar.
taiyo
Aún no hay comentarios,
¡escribe el primero!Para hacer una pregunta o dejar un comentario sobre esta canción, debes estar LOGUEADO
Usamos cookies. Leer más