Después de dos largos años lo esperado le llegó,
vas a salir del talego, casi lloras de emoción.
Cuando sales a la calle, se abre una nueva ilusión,
recordar la galería y el tiempo que allí aguantó.
Juró que no volvería nunca más a la prisión,
pero ya estaba marcado, la sociedad lo marcó.
No pensó que nunca existe segunda oportunidad,
el dinero hace las leyes y él se las quiso saltar.
Intentó buscar trabajo, pero ninguno encontró,
el desespero ataca fuerte y de nuevo se arriesgó.
Poco a poco, se dio cuenta de que acabaría igual,
cuando otra vez lo cogieron, no aguantó y se echó a llorar.
Cuando entró de nuevo a dentro, nada cambió en el lugar,
su celda estaba esperando los mismos con quienes hablar.
Maldijo su mala suerte, pero ya le daba igual,
pues lo que estaba marcado, lo marcó la sociedad.
No tiene salida y ahora está marcado,
no hay segunda vez para un expresidiario.
No tiene salida [No..] y ahora está marcado, [Oh ]
no hay segunda vez para un expresidiario.
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