Margarita
Zambayonny
Letra

Intro:  -  -  - 

        -  -  - 



Riff:

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Margarita, Dolce Vita, Mademoiselle Margot

                                    

según quién le preguntara, según la ocasión

                                

entre besos y caricias, la tarifa ya cambió

                                     

muchas veces desde Illia, hasta el día de hoy.



                                     

Vio pasar a tantos hombres por su habitación

                                     

ya perdió la cuenta de las cosas que escuchó.

                                

Los secretos del deseo, sola los averiguó,

                             

en el punto caramelo de la decepción.



                                   

Tan hermosa, la oveja negra de las mariposas,

                                                    

en esa Buenos Aires misteriosa, con personajes de verdad.

                                  

Tan coqueta, entre las ñatas de la Recoleta,

                                                     

con ese Garbo que tenía Greta, era imposible no mirarla.



                                    

Una vida de Plaza Francia, a la Mansión Florida,

                                             

y de camino a la confitería, donde tenía su lugar

                                 

reservado, en la vidriera desde aquel verano,

                                                           

cuando las cosas al final cambiaron, y no volvieron a cambiar.







(Intro + Riff)







                                  

Margarita, Dolce Vita, Mademoiselle Margot

                                   

tía abuela, quién pudiera darte otro reloj.

                                  

Escapando de la guerra, tanta mierda no te asqueó,

                                

tu sonrisa los condena, reina del amor.





                                  

Tan hermosa, la oveja negra de las mariposas,

                                                   

en esa Buenos Aires misteriosa, con personajes de verdad.

                                 

Tan coqueta, entre las ñatas de la Recoleta,

                                                    

con ese Garbo que tenía Greta, era imposible no mirarla.



                                    

Qué detalle, qué más quisiera que tener su calle,

                                                   

ya no te digo solamente el talle y la elegancia natural.

                                 

Se cruzaba de vez en cuando con algún cliente



que iba del brazo de su amor de siempre,

                                                

la discreción enamora, enamora, enamora.