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Bio

El country, la literatura de Faulkner, el algodón… todo el sur ha influenciado a Jimmy Buffet. Y También James Taylor ¿por qué no?
El caribe ha lanzado muchos cuentos de traficantes de alcohol conocidos como “Rum-runners” (corredores de ron), piratas, vagabundos, prostitutas de puerto y los exiliados (algunos impuestos personalmente, otros no) del norte que han aparecido como el núcleo de historias y canciones. Pero lo cierto es que Jimmy Buffet podría fácilmente escribir sobre su vida y tendría suficiente material para una docena de álbumes o más. Y lo ha hecho. Una vez hasta volcó su avión y terminó boca abajo. Los primeros días de los cayos en el estado de Florida, cuando los auténticos locos eran más numerosos que los normales. ¿Y como empezó ese rumor de que tuvo que hacer un poco de contrabando para pasar sus días flacos? ¿Y que hay de esos días y noches que pasaba con su cuñado, el autor Thomas McGuane, haciendo la película “Rancho Deluxe” en Montana, donde la conexión entre el cowboy levanta-infierno y el fiestero “Parrothead” (cabeza de papagayo) se nubla tanto como “Livingston Saturday Night”.

Ah sí. Hablando de “Parrotheads” (cabeza de papagayo). Hay pocos fenómenos examinados por antropólogos modernos que ilustren tanto la condición del Soñador Americano como el índice de personalidad de ésta familia extendida. Existe simultáneamente en dos lugares: en el mundo del día repetitivo de trabajo y en el estado mental poco definido llamado “Margaritaville”. Usualmente calladas, sofisticadas, sobrias, responsables y maduras personas se transforman con la llegada de Jimmy y su banda “Coral Reefer”. La gente cambia. Se visten en ropas coloridas, usan faldas y sombreros de paja, se ponen criaturas de goma en sus cabezas, bailan en extraños rituales que imitan a tiburones y pájaros tropicales y generalmente consumen grandes y variadas cantidades de sustancias que mejor no mencionamos aquí.
Es difícil de creer que hubo un tiempo en el que Jimmy estaba dando vueltas por Nashville siendo rechazado por 26 empresas discográficas. Era 1971 cuando sintió la llamada del sol y se fue lo más al sur posible, sin saber ni siquiera nadar. En Key West, se transformó en uno de los pocos músicos que hicieron de la ciudad su base de operaciones y volvió a su relación cercana con el océano.
Fue mientras estaba trabajando en Europa que escuchó “Come Monday” en un comercio de ropa en Londres y decidió que ya era hora de volver a casa: alguien estaba tocando su música. Cuando le dijeron que su oportunidad había llegado, Jimmy vio “la pequeña apertura del éxito” y pensó que “cuando se abre, mejor que saltes o lo lamentaras por el resto de tu vida”.
Así comenzó a hacer tours por las rutas de Estados Unidos. Hubo años duros en el camino. Alrededor de 1984, le pareció que la juventud de su audiencia era una señal de declive. Pocas veces se equivocaba, pero esta vez fue una de ellas. Moteros, ciclistas, banqueros, hippies, técnicos dentales, punks; todos eran iguales cuando la banda del Coral Reefer comenzaba a tocar.
¿Que es lo que hace tan claro su mensaje? Bueno, está la música: una combinación de batería de acero y la guitarra metálica, donde la música country se encontraría con el ritmo del calypso; la sensibilidad del lugareño ayudada por una gran cantidad de sal marina, los ritmos del reggae y acentos rockeros y con coros hechos para que los borrachos canten. Todo mezclado en la licuadora de la imaginación de Jimmy. Y por si la música no es suficiente (esta bien, no lo es), también es un escritor de cuentos para niños, una novela, una colección de cuentos cortos y un diario de memorias del viajero. También ha visto su nombre en lo más alto de los rankings repetidas veces.
Pero lo que lo hace tan familiar como un viejo amigo son las melodías que ya son parte de las vidas de sus admiradores. Sin nada que se le parezca a un hueso post-moderno en su cuerpo, Jimmy es un clásico, solo dejándote ver la imagen grande al mostrarte los más pequeños detalles. (¿Porqué molestarse con conceptos teóricos del significado de la vida si se pueden ofrecer ejemplos a través de las experiencias mismas que hacen la vida?). Así es como sus propias manifestaciones de personaje-yo (“Son of a Son of a Sailor” y “A Pirate Looks At Forty”) pueden también confundirse como reflexiones de la vida de sus fanáticos. Y los mismos títulos de las canciones exploran las aguas de los deseos secretos. “Cheeseburger In Paradise”, “Change In Attitudes, Change in Lattitudes”, “One Particular Harbor”, “Ragtop Day”: estos son destinos del corazón, viviendo en las mentes de los amantes de esas visiones, nuestro verdadero “soñador de sueños”.
Uno no tiene que ponerse un papagayo en la cabeza para unirse a ese ideal. Pero puede ser que ayude.

Discografía