Bio

KING PUTREAK
"Por aqui van los tiros"

Dicen que los críticos de rock son músicos frustrados. Nadie se ha tomado, en cambio, la molestia de averiguar cuantos músicos se pueden sentir frustrados porque un par de críticos, Kike Babas y Kike Turrón, sean capaces de liderar dos de las bandas más ácidas de la escena alternativa nacional.

Kike Turrón forma parte de King Putreak, mientras que Kike Babas co-lidera esa banda, además de desplegar toda su chulería, sin su colega, al frente de The Vientre. Junto a ellos, el guitarrista Bruno Peinado, piedra angular sobre la que se sostienen los dos grupos, que firman ahora, a pachas, el que es su segundo álbum compartido, “Por aquí van los tiros” (el anterior fue “Buitre no come alpiste” en 2001), y al que hay que añadir un álbum más a nombre exclusivamente de King Putreak, aparecido en 1998.

Sus orígenes musicales se remontan a doce años atrás y hay diferencias significativas entre una y otra formaciones. Mientras King Putreak puede transitar terrenos que van de la performance poética (o poesía musicada) al tango o la rumba, pero siempre con unas maneras que podemos definir como inequívocamente rock, The Vientre toma prestado el descaro del cabaret y la estética de Tom Waits cuando Tom Waits todavía era el apóstol de los borrachos. No es, pues, casual, que en la mitad que de este disco le corresponde a The Vientre aparezca una singular versión de “Rain dogs” retitulada “Chuzos de punta”.

Se suele otorgar con demasiada alegría el título de “rey de las alcantarillas” a cualquier grupo que navegue por las aguas sucias del “underground” musical. Pero en todos los casos suele tratarse de bandas de discurso unidireccional y recursos limitados, simples de expresión y romas de talento real.

El caso de The Vientre y King Putreak es diferente. Y hasta en el reino del subsuelo hay clases. Si aceptamos que Bustamante, Bisbal o el reggaeton son una mierda, por mucho que gusten a cerca de un millón de moscas, el mismo criterio se puede emplear para resituar a los grupos de Los Kikes frente a otras formaciones de más éxito situadas en parámetros aparentemente cercanas.

En discos anteriores hemos visto como colaboraban con ellos personajes como Gorka, de Berri Txarrak; Francis Díez, de Dr. Deseo, Josetxo Ezponda, de Los Bichos; Aurora Beltrán, de Tahúres Zurdos; Lichis, de La Cabra Mecánica; Josele Santiago, de Los Enemigos o Javier Colis, de Mil Dolores Pequeños. En esta oportunidad las colaboraciones no son menos espectaculares: El Drogas, de Barricada; Kata, de El Combo Linga; Kutxi Romero, de Marea, Piluca Terremoto, de Kojon Prieto o Mono y Jaime de Ministers. Por no citar el sampler de Fernando Fernán Gómez en “A la mierda”.

Lo que no está dicho todavía es que The Vientre y King Putreak son la banda más nihilista que jamás haya nacido en el estado. Iba a haber dicho “punk” en vez de nihilista, pero “punk” tiene unas connotaciones tan simplonas, tan ingenuas, tan de niño pequeño que quiere asustar viejecitas, que no me sirve. El discurso de ambas formaciones, con todas sus diferencias, coincide en la metafísica del desprecio cínico de un Diógenes o un Luciano de Samosata. Hasta tan atrás hay que rastrear sus influencias reales: las de un concepto de vida ajeno por completo a la moral imperante, la de los auténticos sin dios, sin patria, sin rey y sin ley. Textos situados más allá de los márgenes que admite la sociedad, pero textos llenos de pensamiento y filosofía, demasiado intensos para un niñato kalimotxero que sólo busque diversión de fin de semana. En realidad, si lo escuchas bien, este disco de madurez está hecho por gente que, en vez de leer “On the road” o ver “Easy rider” ha querido protagonizar esas historias de búsqueda personal al margen de todo.

GARRIDO

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