Noticias de Mermelada Bunch
Sonido Mermelada. Sonido Original
Corría el mes de Abril del 99 y me preparaba para un viernes más inmerso en el ajetreo social de la ciudad costera de Maracaibo, Venezuela. Un viernes común para un chico de clase media: gasolina en el auto, dinero en al cartera para unas cuantas cervezas, un buen perfume y una camisa unicolor. Suena el teléfono: “!Hola! ¿Qué haces esta noche?” Me pregunta un amigo. “Vamos a ver a Mermelada en un club de la calle 72”. ¿Que vaina es esa? Me dice. “Pues, un grupo de panas que han armado una banda y hoy debutan”, le respondo; “deberías ir, de verdad que tocan bien”.
La tarima era mínima. Entre Pipo, la batería y los dos teclados no había espacio para nada. Sin embargo se acomodaron como pudieron y los asistentes le prestaron su oído por primera vez. Desde el primer momento que Armando alzó la mano para marcar el tiempo, el local quedó electrizado. En realidad no fue normal. Quizás no estábamos acostumbrados a tanta energía junta, o que nunca habíamos visto una banda tan cerca que se acoplara tan bien. El local brincó por una hora sin parar y no se supo ni el nombre de la banda. Sin embargo, la reacción de los asistentes dejó entrever que su estilo fue altamente disfrutado. Ahí nació Mermelada Bunch.
Todas las bandas nuevas deben pagar el noviciado, que no es más que cobrar muy poco o no cobrar. Hay que dejarse escuchar. Mermelada tuvo que pasar por el proceso de banda colegial a pesar de contar desde el inicio con músicos de la talla de Armando Hernández, quien había recorrido el continente como parte de la banda de Ricardo Montaner; o el experimentado percusionista Alberto Vargas, el bajista y productor musical Edmundo Rincón y el baterista David Schlesinger. A pesar del camino andado nunca hubo pretensiones, solo ganas de experimentar y disfrutarlo en el camino.
Con el tiempo, Mermelada fue ubicando su nombre en las fiestas y discos de la ciudad. En ese momento, con tan sólo ver tocar tan cerca a la banda le subía la adrenalina a cualquiera y la noche estaba más que completa. Ni el mejor DJ se podía comparar a ellos, pues el concepto de combinar 9 o 10 temas sin parar durante una hora, acompañado de un show donde un gordo y un flaco se mataban a abrazos, volteretas, besos y letras irreverentes causaba sensación. Y sin duda fue la sensación de la ciudad.
Mientras se ensayaba un show casi distinto para cada fin de semana, el grupo iba creciendo a paso lento pero seguro. Leo, por ejemplo, se dio cuenta que la salsa en su cabeza y su capacidad de improvisar lo convirtieron en un gran talento para crear letras basadas en las situaciones cotidianas. Pipo comprendió que la dulce voz que alguna vez le canto a Jesús en un coro de Iglesia, tenía la capacidad de alcanzar tonos graves que le permitieran ejecutar un rap al mejor estilo philadelphiano. La banda entendió que a pesar de que cada uno estuviera inclinado a un estilo musical distinto, la combinación de cada uno en forma cuidadosa daría resultados.
A nivel musical, la década de los 90 estuvo marcada por la fusión de ritmos, sobre todo en Latinoamérica, pues los principios del movimiento globalizador permitieron descubrir nuevos ritmos que fueron adaptados a nuevos mercados. Los artistas latinoamericanos dieron rienda suelta a su imaginación, ya que los paradigmas musicales eran cosa del pasado. Atrás quedaron las ideas de que había que estar “high” para experimentar con la música, y aquellos que lo hacían a nivel comercial nunca tuvieron el reconocimiento que su trabajo merecía, y sus críticos los terminaron encasillando en ciertos ritmos, pues tenían que pertenecer a cierto grupo.
Mermelada evolucionó en el momento preciso y en lugar indicado. Mientras la onda de fusión pop latino invadía al continente, con bandas, entre otras, como: King Changó y Los Amigos Invisibles, de Venezuela; Los Pericos, La Mosca Tse Tse e Ilya Kuriaki and the Valderramas de Argentina; Café Tacuba y Molotov de México; Aterciopelados y Shakira de Colombia; los Rabanes de Panamá; Ozomatli de Estados Unidos; y Orishas de Cuba; Mermelada simplemente escuchaba, aprendía, analizaba, componía y tocaba.
Fue un proceso que duró unos tres años, donde se completaron las piezas musicales que faltaban. Toto, excelente guitarrista, entra a la banda introduciendo el rock que durante los inicios sonaba incompleto en temas como “La Cucaracha”, uno de los primeros sencillos del grupo. Alberto Vargas decide tomar otros rumbos, y se reestructura la formación con la entrada al teclado del maestro Agustín Espina, virtuoso arreglista, productor y compositor. Un músico en todo el sentido. Juan Paúl, anterior teclado, pasa a derrochar su musicalidad como percusionista. Aquí comienza la etapa de Mermelada Bunch como banda con sonido original.
Antes de aventurarse a la realización del primer álbum, el grupo experimenta “horas de vuelo”, o tiempo en tarimas locales, nacionales e internacionales, probando su estilo en diferentes públicos. La armonía producida logra calar en presentaciones con artistas de diferentes géneros, como Café Tacuba, Molotov, Maná, Bacilos, Juanes, Aterciopelados, Desorden Público, Caramelos de Cianuro, Guaco, Servando y Florentino, Franco De Vita, Voz Veis y hasta con la nueva onda instrumental de Huáscar Barradas. El resultado fue un éxito rotundo en todas las plazas y conciertos, desde presentaciones íntimas con 100 personas, hasta mega conciertos y ferias internacionales ante un público de 300 mil espectadores. La propuesta de Mermelada gustó y la prueba fue aplauso en todos los rincones de Venezuela y el reconocimiento en tarimas internacionales de Aruba y Miami.
A finales del 2001 empieza a gestarse la realización del primer álbum. Era la hora de transmitir toda la energía a través de un compacto. El tema “Levanta la Mano” fue quizás el primero en tomar forma, el mismo explica a través de sus líricas y melodías el concepto de la banda. Los días pasaban en el ciclo de composición, y surgieron cientos de ideas, con temas donde predominaba el rock pesado, o el ská, el merengue, balada, disco, acid-jazz, funk o hip-hop, Sin embargo, la tendecia a incluir lo mejor de cada ritmo marcó la diferencia. Mermelada es la respuesta venezolana al movimiento global de fusión, y el mejor exponente nacional de este complicado grupo de experimentadores.
Los temas extraídos del álbum: “Pum-Pum”, no pueden ser catalogados bajo ningún ritmo en concreto. Quizás se acerquen al pop latino, pues obviamente forman parte de la música popular latinoamericana, en cuanto a letras y música. Cada uno posee una característica distinta: “Quiero Besarte” y “La Noche” expresan los apasionados sentimientos de nuestra gente al ritmo de jazz, disco, rap y hip hop. “La Cucaracha” terminó como un rock con percusión caribeña. “No te vistas que no vas” es un merengue con house electrónico para una historia real de nuestro pana Omar. “Oh Mulata” es la primera “Guarachanga”, una mezcla entre la guaracha, música popular bailable con sintetizador, y el mas europeo de los technos. “Yo soy la Mermelada” descubre en su letra el concepto de la banda sobre una cama de salsa, timba y pop. “Me Liberé” es un tema que describe una hipotética situación real, y su música combina el rock con ritmos indígenas y árabes. “Comando Borracho”, tema que alcanzó los primeros lugares en varios países es una combinación de nuestras vivencias que a su vez identifican con la idiosincrasia y cultura del Latino fiestero.
Los “Pum-Pum”, tema que le da el nombre al álbum, es la obra de arte de esta producción. Su letra describe el ambiente que rodeó a la banda durante las giras previas al disco, y convergen en la más perfecta armonía los ritmos anglo pop, electrónico, rock y salsa, con steel drums del Caribe que se complementan con un magistral performance de metales latinos y la genialidad incomparable del maestro Huáscar Barradas con su flauta. Puedo decir con confianza que éste tema representa la mejor exposición de la fusión musical popular venezolana de inicios del siglo 21.
El sello Líderes Entertainment, obtiene los derechos de distribución de “Pum-Pum”; grabado en Maracaibo, mezclado en Caracas y masterizado en Hollywood, California. La gira promocional “El Comando Ataca”, lleva a Mermelada Bunch hasta los rincones más recónditos de Venezuela, y abre las puertas de la fama nacional. Presentaciones en televisión, patrocinio y mercadeo de productos; video clips; club de fans y galardones. Los temas “Me Liberé” y “Comando Borracho” alcanzaron el primer lugar en las carteleras nacionales y ocuparon importantes puestos en otros países. “La Vida es Cool” y “La Cucaracha” también se ubicaron en lugares de prestigio. La internacionalización es el próximo paso.
DJ’s y discos en diferentes ciudades alrededor del mundo llevan la Mermelada hacia aquellos que quieren pasar un buen rato. No olvido las positivas reacciones de asiáticos, anglosajones y europeos ante el contagiante sonido en un club internacional. No olvido el ritmo de los Pum-Pum sonando en un estadio de Grandes Ligas. No olvido el rugir de miles de personas frente a un escenario. No olvido el primer ensayo hace más de 5 años. Ha sido un largo camino que hoy continúa con sólo “darle a play”.
El proceso evolutivo no descansa, ni tampoco la guachafa con organización. Con la producción de “Dale a Play”, comienza a establecerse en el ámbito internacional el ritmo de Mermelada, con un mensaje de amor a las gordas. Este segundo álbum, contiene todo lo que quedó fuera del primero; no por menor calidad, sino porque no alcanzó incluir en un compacto el resto de la talentosa producción. De hecho el tercer álbum vendrá con lo que quedo fuera del segundo, y así sucesivamente. La calidad sobra, sólo que no hay espacio suficiente en un CD para entregarla por completo. El único lugar para disfrutar plenamente de este torbellino de emociones es en una tarima…el lugar donde se cocina el dulce sabor a Mermelada.
Leonte Landino
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