Adolphe Sax, un nombre que resuena en el mundo de la música como una verdadera leyenda, fue mucho más que un simple inventor. Nacido el 6 de noviembre de 1814 en Dinant, Bélgica, Sax dejó su marca en la historia al crear el instrumento que definiría la identidad de géneros tan diversos como el jazz, el blues y la música clásica. Pero su vida, aunque llena de éxitos, estuvo plagada de curiosidades y desafíos que casi parecían sacados de una novela.
Desde pequeño, Sax mostró una atracción por los instrumentos musicales, en especial por los de viento. Su padre, un afamado fabricante de instrumentos, seguramente influyó en esta vocación; sin embargo, el joven Adolphe tenía una creatividad única que lo llevó a experimentar con sonidos y formas. Para él, un instrumento era algo vivo que debía expresar emociones profundas y, con esta premisa, comenzó a darle forma a lo que años después se convertiría en el saxofón.
Una de las anécdotas más peculiares de su vida es que parecía tener una especie de “maldición de los accidentes.” Sax sobrevivió a varios incidentes que bien pudieron haber terminado con su vida. En una ocasión, cayó por unas escaleras y casi murió ahogado en un río. También llegó a ingerir accidentalmente ácido y, en un desafortunado accidente en su taller, una explosión lo dejó inconsciente. Estos eventos hicieron que la gente comenzara a llamarlo “el hombre que desafía a la muerte”.
Su invención del saxofón, patentada en 1846, cambió la historia de la música, aunque en sus primeros años no fue sencillo ganarse un lugar. En aquella época, el saxofón era visto como un “intruso” por músicos de otros instrumentos de viento, como el clarinete. Sin embargo, Sax, decidido y apasionado, logró convencer al ejército francés para que adoptara el saxofón en sus bandas militares, un logro que catapultó la popularidad del instrumento.
Pero la vida de Sax no fue todo éxito; pasó por períodos de bancarrota y enfrentó una feroz competencia en la industria de los instrumentos. No obstante, su genio era imparable. Su obsesión por el sonido perfecto lo llevó a patentar más de 40 instrumentos, entre ellos innovaciones en trombones, clarinetes y flautas, aunque ninguno alcanzó la fama del saxofón. Adolphe Sax murió en la pobreza en 1894, pero su legado ha perdurado.
Hoy en día, el saxofón es el alma de estilos musicales tan diferentes como el jazz y el pop, y su sonido envolvente sigue emocionando a generaciones enteras.