A media noche despieto con la sensación
de que he escuchado entre sueños tu voz
y una tristeza infinita que me atrapa.
Te añoro desde que no estás.
Te veo de pie en una gabia de vértigo,
alzas el rostro diciéndome adiós.
Tu silueta que tizna las nubes.
Te veo desaparecer.
Una carga de siglos que te aplasta en tu viaje.
A la entrada tu cara ya es un puro carbón.
Trabajo duro,
tajo que amarga.
En este día
melancolía.
Veo a tu padre leyendo en el comedor.
Ha preparado la cena para ti.
El sabe lo que son ocho horas bajo el suelo,
él sabe el cuerpo que traerás.
De mañana ese cuerpo
te transporta al infierno.
Y cuando sales piensas:
ya no bajo más.
Trabajo duro,
tiempo que amarga.
En este día
melancolía.
A media noche me despierto con la sensación
de que he escuchado entre sueños tu voz
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