El uno me hace esclavo por amar a un dios,
que ya no sé si escuchará.
El dos la petición,
pedir tan peligrosa devoción.
El tres jamás los supe realizar,
el tiempo es breve y hay que disfrutar.
El cuarto una realidad,
que algún día podré recompensar.
Donde está la libertad para poder sentir,
-
el mundo por un cristal,
que ya no es transparente,
quién me enseñará,
-
a vivir si soy tan diferente.
El quinto una cuestión de humanidad.
El sexto me tendréis que perdonar.
El siete es la moral.
El ocho un grito de sinceridad.
Donde está la libertad para poder sentir,
el mundo por un cristal,
que ya no es transparente,
quién me enseñará,
a vivir si soy tan diferente.
El nueve es puro instinto natural,
nadar contracorriente me ahogará.
Al diez añado yo,
que la riqueza,
está en el interior,
está en el corazón.
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