Al ver Jesús la gente que marchaba,
pues era duro su mensaje oír,
en sus amigos puso la mirada,
/diciéndoles: «También se quieren ir?»/
¿A quién, Señor, iremos a por vida,
a quién, Señor, iremos a por luz?
tan sólo Tú palabras das de vida,
tan sólo Tú palabras das de luz.
Al ver Jesús al joven dar la espalda
pues sus riquezas no quiso dejar,
cambió el semblante y dijo: «Qué difícil
/es a los ricos a mi Reino entrar»./
Al ver Jesús las gentes descarriadas,
en su vagar de ovejas sin pastor:
«Mi yugo es suave, mi carga liviana,
/vengan a Mí» - les dijo con amor./
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