Si en las cacharpayas, se oye una guitarra,
se enamora el duende de su corazón.
Baila sin pena, se vuelve zamba,
hasta que sale el sol.
Un perfil de ensueños, tiene su cintura,
lleva su figura, misterio al andar.
Con un pañuelo juega su pelo,
que parece volar.
Una mujer y una zamba, trampa de amor,
sin igual, baila bailarina,
roja flor de carnaval.
Me quema su manera de bailar,
baila bailarina, que la noche ya se va.
En llamas, por su modo de bailar,
sabe que la miro, sabe que la quiero.
Que por ella canto con toda mi voz,
y su pañuelo, blanca paloma,
me dice; adiós, adiós.
Sufro,si se aleja en la vuelta entera,
vivo, si regresa en un giro tal vez.
Y tras el vuelo de su pollera,
vaga mi padecer.
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