Qusiera que volvieran, los días de la infancia
para vivir alegres y sin preocupación.
Quisiera que volvieran, los días tan felices
de esas lejanas horas que aún viven en mi mente.
Pero no todo es quimeras, ni pura fantasía
los días que se fueron, jamás han de volver.
Por eso que muy triste, voy siempre delirando
soñando con la infancia, que nunca ha de volver.
Felices los que tienen, el calor de una casita
dichosos los que viven siempre al lado de los viejos
A ellos los envidio, porque yo no tengo a nadie
a quien contar mis penas, y mi desesperación.
Más solo mi guitarra, me acompaña por el mundo
por ella la tristeza suele mi alma disipar.
Porque ella es noble y buena la que nunca me abandona
y juntos por el mundo seguiremos hasta el fin.
Esta canción se toca a ritmo de Vals criollo.
Dedicada a mis viejos y a mi guitarra.
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