Paisana de mis alturas, ingenua niña serrana
la de mejillas de rosa y largas trenzas endrinas,
De tu techo colorado engastado a tus montañas,
¿qué ilusiones te arrancaron bajando de esa tu altiva montaña?
Tu dueño sirve a la patria y te dejó a tu cuidado
su maicito y los trigales y la quinua ya sembrada
en tu tierrita escondida al fondo de una quebrada.
Tu dueño ha de reclamarte después del tiempo cumplido
su maicito y los trigales y la quinua ya sembrada
en tu tierrita escondida al fondo de una quebrada.
Paisana de mis alturas, si tú, como la retama,
floreces en las quebradas y en la costa no hay tu mata,
la rosa de tus mejillas se está poniendo azafrana
vete cuanto antes paisana, vuelve sube a tu altiva montaña.
Tu dueño sirve a la patria y te dejó a tu cuidado
su maicito y los trigales y la quinua ya sembrada
en tu tierrita escondida al fondo de una quebrada.
Tu dueño ha de reclamarte después del tiempo cumplido
su maicito y los trigales y la quinua ya sembrada
en tu tierrita escondida al fondo de una quebrada.
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