Graciela ayer recomendaba
el postergar mi solución:
que por lo pronto me guardara
e sa razón
que lastimaba
mi corazón,
pues yo debía esperar al sentir
el peso de este vacío sin fin.
Pero, ¡qué empeño
si ya no sueño!
Ni siento el pulso
de la no che.
Graciela: el hecho de la muerte
está en mi ceño con amor
pues voy tan sólo como un puente
que sirve tanto
como un paso
a otra región
que todos pasan y pasan así,
sin detenerse a vivir
para mí.
Con esa seña
como volverme
y andar mi espalda
que se gasta bajo el sol.
Pues si la muerte
es lo que viene
hay que ocupar
esa distancia
en la que va a llegar.
No nos sorprenda
antes de terminar.
Ya ves Graciela:
esa es la suerte
del que cela
por su bien
o por su mal.
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