Las piedras crecen al compás de la raíz,
la roca mece la violencia en su vejez,
la muerte espera por ahí.
Se pierde un niño en la garganta,
toda la muerte se levanta,
agua mal las razones,
se clava un largo duelo en la amistad
y a descansar.
No sé, no sé, no sé, no sé, no sé, no sé,
si con la risa viene el mar perdiendo fe,
la muerte espera por ahí.
Y se derriten las mañanas
pegando un clavo en las ventanas,
puede el árbol callarse,
puede el mundo enfermarse,
las iglesias besarse,
la muerte espera por ahí.
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