Escogimos la patria en las manos
y la tierra bajo los pies.
Aprendo lento
pero es un lugar de paso.
No sé que será de mi mañana
ni lo quiero saber.
He perdido la esperanza
ya llegó el ocaso.
Y ya no quiero niños en el parque
ni café en el porche del ayer.
Sólo se que no quiero
amor en vano.
Que la felicidad de a los que amo
no me puede doler.
Ay... No puede doler.