Tus ojos ya no me miran, son tus labios dos mentiras;
tu lengua, insulto y caricia, pero así me siento viva.
Prefiero ser pura sangre y que me tires de las bridas
que una muñeca de jade, un adorno en tu vitrina.
Coro:
Por eso rómpeme, mátame, pero no me ignores, no, mi vida:
prefiero que tú me mates que morirme cada día.
Tus manos son dos cadenas, mi placer y mi agonía:
con una me das cariño, con la otra me dominas.
Prefiero sentir la espuela que me hincas cada día
a ser la flor que en un vaso olvidaste en una esquina.
Coro
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