De tanto luchar, he logrado al fin, que tú me quieras,
desperté el volcán, que yo hice brotar, a mi manera,
fue como un botón de un bello rosal, que nunca abriera,
y llegué a pensar que iba a fracasar, en mi odisea;
la lucha tenaz, que yo puse en tí, tenía un precio,
porque yo jugué, a ganar tu amor, o tu desprecio.
Porque eres tú sensacional, monumental como una estrella,
algo especial, muy singular, radiante y bella, imponente y sensual,
si siento ya, sobre mi piel la sensación, de que me quema,
el fuego ardiente que te corre por las venas, encendiendo mi ser.
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