Noticias de D-mente
"¡Ah! Atados en temor, nadamos sin mirar; sumidos en un mar de obsesión, de sexo y error, dispuestos a matar."
Así narra Andrés Giménez, ex A.N.I.M.A.L, lo que puede ser la realidad de cualquier relación sentimental basada en el placer pero también en la destrucción, en la que las emociones se desbordan, confusas y enfermizas. En cualquier momento, los dos amantes enfrentados se encuentran "dispuestos a matar".
Letras como estás nos muestran la nueva disposición del músico frente a la realidad y a su nueva banda, D-Mente, que acaba de lanzar su primer disco en Latinoamérica, con el mismo nombre.
Es el reflejo de una visión más introspectiva, que tal vez ya no le “canta la tabla" al mundo y sus injusticias, sino que ahora se toma el tiempo de mirar hacia adentro y expresar dolores, alegrías, triunfos o derrotas; cotidianas, personales.
El nuevo camino del hombre
En la música también se refleja el nuevo camino de un rockero recorrido y veterano, quien a pesar de haber estado en tarima con grandes como Sepultura y Bad Religion, y de haber participado en el Warped Tour en Estados Unidos, conserva una humildad que sólo le puede haber dado el hecho de crecer en las calles de Buenos Aires -no propiamente el de las postales-.
Precisamente, Andrés estuvo en Bogotá y nos mostró un trabajo contagiado y permeado por las nuevas circunstancias de su vida, la madurez y la obvia experiencia de haber tocado durante más de 15 años en una banda con la fama de A.N.I.M.A.L., desbandada en el 2006.
Lo pesado, lo pop
Tracks como “Enviciado” –con un coro realmente pegajoso-, “Adicto” y “Rugen sus voces” les recordarán a muchos los últimos trabajos de su banda anterior, con la diferencia de que ahora las melodías y los hooks predominan sobre los ritmos de guitarra.
Sin embargo, la cadencia y el “chunk” del power y el nu-metal del ataque pesado de Giménez, no se han ido. Se complementan de manera refrescante con cambios inesperados que renuevan y juegan con el estilo mismo de las canciones, una y otra vez.
Otros cortes como “Sueño en gotas” –cuya versión acústica es acompañada por Gustavo Cerati-, “Aguila” o “Embrión de vida” son producto de un acercamiento a los sonidos más pop del rock actual. En estás es interesante escuchar el lado más amable de la voz de Giménez, cuyo tono les da un contraste muy original.
El asombro
La canción que cierra el disco, “Los ojos del cielo”, seguramente será una sorpresa para muchos. En esta, los músicos, y sobre todo Giménez, no tienen miedo en mostrar que ellos como artistas, y como argentinos, aprecian otras corrientes sensibles que van más allá del rock.
D-Mente incursiona, entonces, en un experimento –una balada, bolero, que podría confundirse con una de Vicentico- que le rinde tributo al cantante gaucho León Gieco. Se distancia completamente de la idea del disco, pero creaa un aura de un color tan brillante que lejos de hacernos cerrar los ojos, nos los abre a algo tan “demente” como las canciones que la anteceden.
Volviendo a lo pesado, “Dispuestos a matar”, es una de las mejores canciones del disco, y fue una excelente elección como primer single. Reúne energía, melodía y un coro que se adhiere al cerebro como pegado con cemento, junto a una letra breve, pero mordaz e intensa.
Todo esto es producto de una pasión evidente en cada canción, y en todo lo relacionado con D-mente. Su firma, única, está por todos lados; apoyada, claro está, por un gran equipo y una formación joven, de la cual es obvio que se desprenden las influencias más frescas del disco.
Andrés Giménez – Guitarra y voz
Lisardo Álvarez – Guitarra y coros
Marcelo Baraj – Batería
Cristian “Gula” Cocchiararo – Bajo
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