Bio

Dicen que nadie es profeta en su tierra. Pero a Puebla de los Ángeles, que es una de las ciudades más grandes e importantes de México, la encontró la excepción de la noche del 23 de Junio del año 2000 para celebrar un concierto desde el Teatro de la Ciudad, en el que además de presentar su primera producción discográfica, se confirmaría a Gerardo Pablo como el trovador más destacado y primer artista local en lograr tal poder de convocatoria y reconocimiento. Capaz de colmar los Teatros, Peñas y diversos foros culturales donde se presentara, y sin mayor difusión que la que se da de boca en boca por consecuencia de su indiscutible calidad.

En el momento en que acontece este importante fenómeno cultural, Gerardo Pablo cumplía cinco años de fraguar la muy necesaria responsabilidad de abanderar y promover una canción popular: Que abordara la profundidad y la belleza de todo lo cotidiano. Que demostrara su cordura y prudencia, por comprender que el ejercicio de una expresión artística honesta debe concordar con la integridad y la calidad humana del Artista que la concibió. Y en donde esta misma relación indivisible, fuera también un reflejo de congruencia en la verdadera finalidad de su objetivo estético y humanista, cuya más grande aportación social es la de RECREAR pero además, la de SEMBRAR VIRTUD en quien la escuche.

Gerardo Pablo crea una canción que insiste en el valor de ofrecer una alternativa musical distinta, que no suene a mentira, que exprese nuestros mejores sentimientos y nuestras reflexiones.

Una canción evadida de los "estándares de mercado", que en México lejos de fomentar el arte, le han deformado hasta el punto de acaparar prácticamente todos los medios masivos de difusión, y fabricar a sus figuras representativas como histriones voceros de una realidad decadente, como absurdos "remedos de artistas", con un ego tremendo y cuyos trabajos se traducen en expresiones perecederas, huecas, indiferentes a la realidad, desmemoriadas, melodramáticas, cursis e inclusive autodestructivas.

Industria que sin escrúpulos y aprovechándose de la nobleza de la gente, ha sido por muchos años una auténtica emisaria del consumismo y la mediocridad.

Los auténticos trovadores han sido los detectores de la sensatez de su entorno y comunicadores del arte por medio del empleo estético del lirismo y la música de una forma ética. Gerardo Pablo es un trovador por convicción, por naturaleza y por congruencia, a pesar de que muchos disfracen sus baladas románticas con una guitarra y bajo el calificativo de "trova".

El objetivo de su canto es el de reconocernos como mejores seres humanos y no como "números".

"Son canciones que cualquier persona de buen corazón adopta y disfruta", porque realmente comunican el sentimiento y la razón de un mensaje humanista que promueve un sentido honorable ante la vida. Es una amalgama musical que aborda: desde una opinión oportuna y crítica de los malestares que padecemos, hasta todo aquello que nutre nuestro espíritu.

Recorre y convence desde hace 11 años tanto a México como a otros países. Produce con impecable calidad sus discos y les distribuye de manera independiente. Incorpora de forma destacada expresiones sonoras y rítmicas que renuevan el panorama del trovador artesanal para mantener la actualidad de su labor. Y acude desde sus inicios, a sumar su obra en toda causa altruista, justa y loable.

A través de los siglos y hasta nuestros días, el movimiento cultural de la Trova ha logrado subsistir como una de las manifestaciones humanistas más importantes en toda la historia de las artes populares.

Esto es, gracias a la complicidad de las personas que comprenden el valor de su verdadero mensaje, luego de despertar del letargo de la INDIFERENCIA que nos crea esta -realidad desvirtuada de mal vivir-.

Personas que consideran también a las artes y a la cultura, como las más próximas y eficaces expresiones que detonan en nuestra sociedad una identidad conciente y responsable.
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Discografía