Bio

Hacia finales de 1.985 el todavía niño, Angel Marcelo Dique, “Salchi” (7-01-1973) terminaba la primaria (hoy EGB2) en la escuela Augusto Cortazar, de su barrio San Francisco, al sur de la Ciudad de Salta.
Una nueva etapa escolar se avecinaba en el Colegio Tomasini, pero también tenía una inquietud que crecía a pasos agigantados y que se transformaría, quizás, en su gran pasión: la música y más precisamente el rock.
Por ese tiempo sus gustos musicales pasaban por el heavy metal, algo que seguramente sorprenderá a los seguidores de Perro, es así entonces que el joven Salchi “castigaba” sus oídos con Iron Maiden, Judas Priest, Dio , Deep Purple, Def Leppard; de hecho, es un conocido difusor de este género por medios radiales, Javier Cava Ruiz, el que le vende su primera guitarra, una símil Telecaster, la idea primaria era formar en algún momento una banda, onda Hard Rock.

1.986 marcaría también el inicio de la secundaria (EGB3) para Martín Aguilera, “Gamba” (11-01-73) y para Pablo Carmelo Zenteno, “Jopo” (8-12-72) en el Colegio Tomasini,. Como verán el destino comenzaba a hacer de las suyas, ambos asistían al mismo curso, no tardarían en hacer buenas migas y ser parte de un grupo de amigos que compartían salidas los fines de semana. Otro punto en común que tenían era el rock y tener algún día una banda.

Carlos Abel Vega Córdova, el “Pelado” (9-09-72) con raíces en Villa Chartas, comienza en la música de rebote, se podría decir. Su sueño en un primer momento fue ser jugador de fútbol, llegó a jugar de marcador de punta en las inferiores de Juventud Antoniana, club popular de la capital salteña, pero la negativa paterna para seguir lo obligó a canalizar sus energías en otra dirección. Una guitarra criolla que su madre había comprado y que nadie utilizaba en casa, despertó su curiosidad. Sus primeros conocimientos los toma con un profesor, músico de folclore. Para el 86 el “pelado” repartía su tiempo entre las clases de guitarra y sus estudios en la Escuela Normal, donde cursaba el primer año.

Un aviso publicado en el diario local, anunciaba el inicio de un Taller de Música, para el mes de junio; corría el año 1.987. Una hojeada fortuita a ese diario puso en alerta a Salchi y también al Pelado, era justo lo que estaban esperando. A su vez Sebastian, un amigo, pone al tanto de la movida al Gamba y Jopo y les insiste en anotarse. La idea era formar un trío donde él sería el violero, dejando a los dos últimos el papel de bajista y baterista respectivamente. Siempre estuvo en la mente de Jopo ser batero -su gran referente de entonces era Willy Iturri, del grupo GIT y alguna vez baterista de Charly García- en cambio Gamba tenía otra intención, pero igualmente los muchachos aceptan el convite.

El Taller era iniciativa de un porteño, que tendría una importancia vital, no solo para apuntalar las ilusiones de estos jóvenes músicos sino, viéndolo en perspectiva temporal, también para el desarrollo del Rock Salteño de esos momentos. Su nombre era Cacho Gala, había llegado a la ciudad hacia fines del 86. En el Oeste de Buenos Aires esta el “agite” y Cacho fue partícipe de una movida, donde el rock y el blues eran una especie de “biblia musical”, formando parte de grupos como “Años de Vendimia” y tocando ocasionalmente con “Memphis La Blusera”. Se interiorizó de lo acontecía en materia de rock por estos lares y enseguida trabó amistad con varios músicos, entre ellos el Chinato Torres, que por ese tiempo tocaba en Tren Fantasma y lo invita a sumarse tras la deserción de uno de sus integrantes. Pero era casi el fin de esta banda, referente en su momento. Le llegaba el turno a La Pirámide, con Cacho como uno de sus fundadores y tan importante en el transcurso de esta historia, al ser los impulsores del Taller de Instrumentos Eléctricos, tal su verdadera denominación. Era ya mediados de 1.987.

A medida que transcurrían las clases en el Taller, los primeros proyectos grupales comienzan a tomar forma. Salchi junto a un amigo, Mauricio Gómez, forman Nash, con onda hard rock. Por ese tiempo, el joven guitarrista se había convertido en fanático de una banda local de ese estilo, Azor y los iba a ver en cuanta presentación hubiera. Mientras, Gamba y Jopo, ponen en marcha Psicosis, con sonido pop rock, tan en boga en casi toda la década de los 80 en el rock argentino. Ensayaban en la casa del segundo, en calle Zabala.
Al poco tiempo, dos meses aproximadamente, Gamba decide dejar la banda. Recala un tiempito en Banquete de Pordioseros, donde canta Tomás Federico Acosta, “el Pibe”, también alumno del Taller, pero en su mente estaba el ser guitarrista, aunque su profesor le aconsejara que siguiera con el bajo, que trabajo no le iba a faltar y que técnicamente con el instrumento era bueno. Pero él estaba decidido a que las seis cuerdas era lo suyo, así es que delega el bajo a su hermano menor, Carlitos Aguilera y forma un trío, aún sin nombre, con Jopo que había dejado Psicosis, quedando al frente de ese proyecto al Pelado Vega, que entró al grupo tras el alejamiento de Gamba.

En octubre del año 88, la gente del Taller decide realizar una primera movida para dar a conocer en sociedad a sus créditos; para el 17 el evento se lleva a cabo en el viejo teatro de La Casa de la Cultura, con una grilla que incluía a Psicosis, Acido Plástico, El Comité y otras bandas. Ya por ese tiempo los contactos entre Salchi, Gamba y Jopo eran más constantes en el colegio (“el rock acerca a la gente…” “no había tanta tribu como hoy…”. Para fines de ese año, la idea de armar una banda del colegio comienza a dar vueltas por sus cabezas. El verano del año 1.989 los encontrará ensayando casi todos los días en la casa de Gamba, en Barrio Castañares, con equipos precarios e improvisados (por ej: el amplificador de Gamba era un emblemático y viejo tocadiscos Winco del padre!!!, que acondicionó para la ocasión). La batería de Jopo consistía en “un redoblante murguero y un bombo legüero, nada más.
Los ensayos se trataban básicamente de largas zapadas, donde alguien largaba un par de acordes y el resto se acoplaba. La formación incluía a veces tres violas, se sumaba Mauricio que también se hacía cargo de la voz y vaya saber porque razón abandonó el barco a dos semanas del debut.

Debido al éxito de la movida anterior, los profesores del Taller deciden organizar un segundo recital en el mismo teatro. Tocaría La Pirámide como número central y esta vez los pupilos a presentar serían Soufflé, Derek y Compañía, La Maquina del Tiempo, y la banda “de los changos del Tomasini”.
La nueva generación del rock salteño, se ponía en marcha y la fecha se programa para el 2 de julio. Ante la inminencia del debut, las cosas se precipitan, los ensayos se hacen más prolongados y surge el momento de ponerle nombre al proyecto. Entre los que se barajan se deciden por uno que fonéticamente remite a rock: Rocabola. Ahora era cuestión de subir y tocar.

Ese domingo el teatro se va llenando de familiares, amigos, compañeros de colegio, no solo de Rocabola sino también de las otras bandas que tocan esa noche.
Estilísticamente en la música de Rocabola había algo de rithm & blues, boogie y algunos toques pop-rock. Aquellas canciones que componían la primera y tímida cosecha fueron perdiéndose con el paso del tiempo, pero aún perduran en la memoria de los músicos. Títulos como “Estas tranquila mi amor?”, “Rimamblú verás” y “Tranquila mañana” adquieren su importancia porque fueron la llave para entrar en el fascinante terreno de las composiciones propias.
La formación del debut fue entonces: Salchi, en voz y guitarra, Gamba en primera guitarra, Jopo en batería y Carlitos Aguilera en bajo, la misma que dos años más tarde mutaría su nombre al definitivo Perro Ciego.
La aventura estaba en marcha.

Los nervios lógicos del debut, no conspiraron para un prolijo set que incluía un cover de Riff, “Susy Cadillac”.
Muchas anécdotas quedaron de aquella noche, por ejemplo: promediando el show, Salchi se corta los dedos, ante la mirada asombrada de Gamba que veía como la sangre “pintaba” el diapasón, el motivo fue una cuerda rota y ante la falta de un repuesto se optó por lo más práctico: anudarla y a otra cosa. La situación política-económica del país era gravísima, los precios se habían ido por las nubes y variaban a un ritmo asombroso, la hiperinflación golpeaba con efectos demoledores a la sociedad argentina, el presidente Alfonsín apuraba su salida, la primavera había terminado. Otro ejemplo, el precio de las entradas para ese recital costaban 2 australes un día antes, la crisis obligó a subirla a 4 momentos antes del show, la modalidad de tickets anticipados tenía un antecedente no deseado.

Un par de shows más se realizaron ese año, en una hubo una mezcla con la nueva banda del Pelado Vega. Psicosis era pasado ahora era momento de Papá Jagger y sus secuaces, el experimento de esa noche se llamó Rocabola y sus Secuaces. El nombre de la banda comenzó a generar cierta incomodidad tanto en los músicos como en algunos comunicadores. Por pudor tal vez, la fonética se prestaba en ocasiones a malos entendidos y “gastadas”. También, omitían decirlo o simplemente lo modificaban para anunciar algún show. Es así que para el año 1.991, tras una reunión se decide cambiarlo, homenaje a un personaje de esa gran película que fue (es) “Crossroads” (Encrucijada), de 1.986 y protagonizada por Ralph Macchio, de ahora en más el nombre de batalla sería Perro Ciego.

Por Tony López

http://www.perro-ciego.com.ar/

Discografía