Clareando en el horizonte
se nos va yendo la noche
y entre gato y chacarera
canta el duende de los montes.
Vino en jarra y empanadas
con un montón de cantores
que se salen de la vaina
por entonar sus canciones.
Una pollera enredada
en un zagas zapateo
busca remontar el vuelo
de algún machau guitarrero.
No se apagara la fiesta
mientras perdure en el viento
de la garganta de un chango
las tradiciones del pueblo.
Viene arrimándole brasas
tras su guitarra perdida
poniendo el último resto
el endiablau por la herida.
El lucero que titila
en el latir de un legüero
palo y palo con el bombo
el indio estira los cueros.
Cantamos entreverados
desconocidos y amigos
la salamanca y el cielo
de pronto fueron lo mismo.
No se apagara la fiesta
mientras perdure en el viento
de la garganta de un chango
las tradiciones del pueblo.
Aún no hay comentarios,
¡escribe el primero!Para hacer una pregunta o dejar un comentario sobre esta canción, debes estar LOGUEADO
Usamos cookies. Leer más