Le llaman de usted los del bar con esa distancia prudente que indica respeto.
Arruga un papel de fumar y sonríe al pensar que la suerte se burla en silencio.
El mataba el cigarro siempre a la mitad
y hoy se quema los labios apurando el tabaco de liar.
Se sienta solo para comer, ella le ha dejado garbanzos vendrá para la cena.
Con el sueldo de su mujer que por suerte ha encontrado un trabajo
van pagando las deudas.
Pero nadie contrata a un exjefe mayor que a veces parece que no entienda
que su empresa quebró.
Diles que me encontrarán peleando a morir
desechando el rencor arrancándole al miedo
Las excusas del tiempo.
Diles que me encontrarán apostando a sentir renovando la piel.
Asaltando a la luna sin más red que locura.
Con más sueños que fe.
Y es que ya no me asusta caer.
Si me queda aliento. Volveré a estar de pie.
Los del banco no han vuelto a llamar
parece que todo se calma si no sangra la herida.
Hubo un tiempo en que llego a pensar en usar
para salvar su casa el seguro de vida.
Se recuerda escribiendo roto frente a un papel
lo que en principio iba a ser un adiós y resultó un por qué.
(repetir est.)
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