COLABORACIONES
17 de abril de 2025
Miranda! y Nicki Nicole le ponen cuerpo al desencuentro pop del año

El dúo ícono del electropop argentino y la voz más magnética de Rosario construyen una pequeña obra de teatro musical, donde la distancia emocional suena bailable, afilada y elegante. "Hace rato" no es solo una canción: es una escena, un cruce generacional y una confirmación de que el pop argentino goza de perfecta salud.
La química del contraste
Hay colaboraciones que se piensan desde el marketing. Otras, desde el oportunismo. Y después están las que nacen de una lógica puramente artística. Esta última categoría es a la que pertenece el nuevo encuentro entre Miranda! y Nicki Nicole. El dúo formado por Ale Sergi y Juliana Gattas viene mostrando, desde hace más de veinte años, una capacidad inagotable para reinventarse dentro del pop sin perder esencia. Nicki, por su parte, representa el presente absoluto de una generación que aprendió a rapear sobre sus emociones sin necesidad de disfrazarlas.
Lo que sucede cuando sus mundos se cruzan es tan sutil como potente. Porque no hay choque: hay fusión. Cada uno conserva su ADN. Y, a la vez, el tema gana algo nuevo. “Hace rato” no suena como una canción de Miranda! con invitada. Ni como un track de Nicki con featuring de lujo. Suena a otra cosa. A un espacio nuevo, común, donde se encontraron desde la honestidad.
El resultado es un intercambio perfectamente equilibrado, donde los roles no se pisan sino que se potencian. No se trata de una voz que entra, canta un verso y se va. Es una verdadera conversación musical.
Un electropop afilado que no necesita gritar
La base sonora de la canción remite al ADN más clásico de Miranda!: sintetizadores brillantes, un beat que invita a moverse sin llegar a la euforia, y una estructura melódica que engancha en la primera escucha pero no se agota en la segunda. Es pop de autor. Pop con cabeza. Pop que no subestima a nadie.
Pero a eso se le suma algo más. La presencia de Nicki aporta una textura diferente. Su voz, con ese tono quebrado que combina vulnerabilidad y carácter, se mete con naturalidad en el universo Miranda!, pero sin adaptarse del todo. En lugar de amoldarse, dialoga. Y en ese diálogo, aparece el verdadero corazón del tema.
El trabajo de producción, lejos de buscar el golpe comercial, apuesta por los matices. Hay un pulso bailable, sí, pero también una tristeza soterrada. Como si debajo del ritmo estuviera ocurriendo algo que no se dice del todo. Y ahí está la clave: la canción suena liviana, pero está cargada de peso emocional.
Un guion de pareja sin final feliz
La letra plantea una situación conocida pero poco explorada con esta estética: el desencuentro sin escándalo. La ruptura que no se grita ni se dramatiza, pero que igual duele. Los versos están construidos como una especie de obra teatral comprimida: hay diálogo, reproche, ironía y resignación. Nadie tiene razón del todo. Nadie está del todo bien. Y esa ambigüedad le da fuerza.
Lo interesante es que ambos personajes —porque así están pensadas las voces— sostienen su parte con convicción. No hay víctima y victimario. Hay dos personas que ya no se encuentran, aunque se escuchen. La canción no busca resolver el conflicto. Lo pone en escena. Lo representa. Y lo deja sonar.
Es pop que cuenta algo. Que tiene narrativa. Que construye imágenes. Que no solo se escucha: se ve, se intuye, se siente. Y eso es lo que lo diferencia de tantos temas de desamor en serie.
Estética visual que amplifica el concepto
El videoclip acompaña desde un lugar creativo, sin caer en lo literal. Las imágenes no ilustran la letra: la expanden. Con una puesta escénica minimalista pero cargada de gestos teatrales, los cuerpos se mueven en planos que podrían ser parte de una obra de cámara. Todo está contenido, simétrico, medido. Pero bajo esa precisión, la emoción se filtra.
Nicki aparece segura, desafiante pero dolida. Ale y Juliana, fieles a su estilo, componen personajes que parecen salidos de un musical futurista. La dirección juega con la coreografía, los encuadres cerrados y una iluminación de tonos suaves que acentúan la melancolía elegante que recorre todo el tema.
Lo visual no es un accesorio. Es parte de la experiencia total que propone la canción. No es solo música: es performance.
Un disco que se anticipa como celebración y reinvención
El tema forma parte de una nueva etapa para Miranda!, vinculada al concepto de un "Nuevo Hotel", donde cada canción parece funcionar como una habitación distinta. Cada track es una colaboración. Cada colaboración es un encuentro. Y todos esos encuentros, juntos, componen un mapa emocional que atraviesa el pop latino desde un lugar autorreferencial pero actualizado.
Esta nueva entrega, con Nicki como invitada de lujo, marca un pico alto dentro de esa arquitectura conceptual. Porque logra lo que pocos logran: ser relevante sin dejar de ser fiel a una identidad propia. No cede a las modas. Las interpreta.
Y eso, en un escenario cada vez más uniformado, vale mucho.
Acordes para tocarla:
👉 Hace rato – Miranda! ft. Nicki Nicole
Por Jorgelina Díaz.
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