COLABORACIONES
25 de marzo de 2025
Javiera Mena y Santiago Motorizado se encuentran en el corazón del abismo con “Mar de Coral”

Entre sintetizadores nostálgicos y letras cargadas de distancia, la artista chilena y el líder de Él Mató a un Policía Motorizado construyen una canción que duele despacio, que arde lento, como un recuerdo que no se quiere soltar.
Hay encuentros que, de tan inesperados, parecen inevitables. Cuando una figura clave del pop electrónico latinoamericano como Javiera Mena se cruza con el referente de la melancolía cruda del rock argentino como Santiago Motorizado, lo que surge no es fusión. Es contraste. Es tensión. Es poesía.
Mar de Coral no suena como algo que ya hayamos escuchado antes. No busca ser cómoda. No intenta ser bailable. Es, más bien, una especie de cápsula sonora donde se suspenden el tiempo, el deseo y la ausencia. Donde cada verso se siente como una carta sin enviar. Donde cada silencio dice más que una frase entera.
Una balada emocionalmente líquida
Desde los primeros segundos, la canción establece un clima: sintetizadores que no llenan el espacio sino que lo expanden, una base rítmica mínima, y una atmósfera envolvente que recuerda a los momentos más introspectivos de los ochenta y noventa.
Javiera Mena canta con su habitual claridad sentimental, con esa voz que no necesita adornos para emocionar. Y cuando entra Santiago, el universo se desdobla. Su timbre grave, quebrado, como arrastrando siglos de despedidas, le da un nuevo tono a la narrativa.
La canción no busca resolver el conflicto. No hay cierre. No hay redención. Solo una convivencia entre dos personas que están juntas en una canción, pero no en la misma geografía del amor.
Dos mundos, un mismo abismo
Javiera Mena viene explorando desde hace años los límites del pop: desde sus primeros trabajos más indie-electrónicos, hasta sus exploraciones recientes donde conviven el dance, el synth-pop y una mirada queer e introspectiva del deseo.
Santiago Motorizado, en cambio, ha cultivado una poética más sucia, más terrenal, cargada de imágenes cotidianas, de dolor existencial, de amores en ruinas y bares con luces apagadas.
Y lo extraordinario de Mar de Coral es que ninguno abandona su lenguaje. Pero aún así logran hablar el mismo idioma. Javiera se mantiene etérea, luminosa. Santiago baja la canción a la tierra. Y en el cruce, nace algo nuevo. Algo que no existía hasta ahora.
Letra: un retrato de la distancia emocional
La letra de Mar de Coral no cae en frases hechas. Habla de una separación que no es solo física, sino espiritual. De un vínculo que ya no vibra en la misma frecuencia. Y, sin embargo, no renuncia del todo a la esperanza.
Hay imágenes que duelen sin necesidad de ser trágicas. El mar como espacio inalcanzable. El coral como belleza que vive lejos. El intento de entender qué se rompió. El deseo de volver, sabiendo que quizás ya es tarde.
Todo eso está dicho sin exageraciones. Con delicadeza. Con cuidado. Como se habla cuando todavía queda cariño.
Una joya en clave menor dentro de sus discografías
Esta canción no busca volverse viral. No está hecha para sonar en todas partes. Está hecha para encontrar a los que la necesitan. Para acompañar a quienes no tienen respuestas, pero sí memoria.
Y en ese sentido, se vuelve una rareza hermosa dentro del recorrido de ambos artistas. Javiera Mena elige aquí un tono más sombrío, más contenido. Santiago se adapta a una sonoridad ajena y, sin perder autenticidad, se vuelve parte del paisaje.
Juntos logran una canción que no se parece a nada. Y que por eso, permanece.
¿Querés tocarla? Acá tenés los acordes oficiales
Para quienes deseen llevarla a su propio espacio, con guitarra o teclado, pueden encontrar los acordes en este enlace:
🔗 Acordes de “Mar de Coral” – Javiera Mena ft. Santiago Motorizado
Mar de Coral no es un single más. Es una decisión artística. Una postal de dos mundos distintos que, durante unos minutos, se miran a los ojos y se entienden sin necesidad de explicación.
Es una canción para los que todavía escuchan de noche. Para quienes saben que el amor, a veces, no se rompe: se transforma en recuerdo, y ahí sigue viviendo, bajo el agua, como un coral.
Por Fede Marino.
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