Me gusta quedarme mirando la sombra
que tras los visillos nos deja mi madre
el día que empieza cruzando los lentos
y largos pasillos la lleva y la trae
que hermoso que suena su paso en la casa
y ya nadie duda que el cielo nos cabe
en esa tazona de leche humeante
que guarda el aroma de un tiempo de gozo
que está tan distante
Es imperdonable, se nos va la vida
corriendo a la orilla de bienes y males
y acaso dejamos morir tan de prisa
tras claros y oscuros que el tiempo nos mate
las cosas más simples y azules que el alma
venciendo rutinas bien supo guardarse
¡ay! niño qué dices... ¡ay! niño qué haces
la tarde se ha vuelto de un rojo imposible
repítalo madre...
Tras tanta inefable batalla peleada
a veces dolida regreso a mi madre
aquel viejo sueño que nunca se olvida
que sigue trayéndome y sigue llevándome
renace en el cielo que tiene en sus ojos
con sólo mirarme, con sólo mirarme
se nos va la vida... me digo: no tardes
dejar que se escape su azul transparencia
es imperdonable.
Aún no hay comentarios,
¡escribe el primero!Para hacer una pregunta o dejar un comentario sobre esta canción, debes estar LOGUEADO
Usamos cookies. Leer más