Debí acostumbrarme a que te irías.
Bebí del sudor dulce de tu voz.
Queríamos que la noche no acabara.
Disparamos juntos al maldito sol.
Gritamos nuestros nombres al oído.
Estrellé mi corazón contra tu piel.
Eres luz de media vela y te consumes.
Eres agua en la derrota, eres sed cuando no hay que beber.
Norte, del vientre hasta tu ombligo,
Santiago amaneciendo y tú conmigo.
Norte, al sur del paraíso,
amarnos por las calles de Madrid.
Libraremos mil batallas,
ganarán siempre las ganas.
Pero el norte seguirá encima de mi.
Pero el norte, hoy está lejos de aquí.
Empañemos los cristales abrazados.
Respiremos fuerte, tanto como ayer.
Acompáñame a borrarle los defectos
a las calles que aún están por recorrer.
Un adiós nunca se dice para siempre.
Ojalá algún día nos volvamos a ver.
Cuídate que aún nos debemos muchas cosas.
Cuídate que empieza de nuevo a llover.
Norte, del vientre hasta tu ombligo,
Santiago amaneciendo y tú conmigo.
Norte, al sur del paraíso,
amarnos por las calles de Madrid.
Libraremos mil batallas,
ganarán siempre las ganas.
Pero el norte seguirá encima de mi.
Pero el norte, hoy está lejos de aquí.
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