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15 de abril de 2025

Joey Ramone sigue vivo en las redes sociales, camperas de cuero y corazones rotos: 10 curiosidades del punk que no murió con él

Hace más de dos décadas que Joey Ramone dejó el mundo físico, pero su voz, su actitud y su legado resisten en playlists adolescentes, remeras vintage, series actuales y tatuajes. En el aniversario de su partida, repasamos 10 curiosidades que lo conectan con hoy.

El 15 de abril de 2001, Joey Ramone murió a los 49 años tras una larga batalla contra el cáncer. El mundo del punk lloró, aunque él nunca buscó lágrimas. Líder espiritual de Ramones, grupo que cambió la historia del rock sin solos, sin poses, sin complicaciones, Joey no fue solo un cantante: fue un símbolo.
Alto, flaco, encorvado, tímido, hipersensible, obsesivo con el pop de los 60, Joey fue el primer outsider en hacerse ídolo sin dejar de parecer outsider. Hoy, su figura aparece en remeras de H&M, sus canciones suenan en series de Netflix, y su influencia crece sin que él esté presente para verla.

Acá van 10 curiosidades y detalles poco conocidos que explican por qué Joey Ramone no murió: se convirtió en energía punk permanente.


1. Era fan de The Beatles antes que del punk

Muchos lo asocian a distorsión, velocidad y actitud antisistema, pero Joey Ramone era profundamente melódico. Su ídolo era John Lennon, y desde chico cantaba frente al espejo temas de The Beatles, The Who y Herman's Hermits.
En su disco solista, Don’t Worry About Me, versionó “What a Wonderful World” con ternura punk. Joey no era violento: era romántico, nostálgico, melódico y muy emocional, aunque lo escondiera bajo la campera de cuero.


2. Tenía trastorno obsesivo compulsivo severo

Joey vivía con un TOC muy pronunciado. Sus rituales cotidianos incluían tocar objetos un número específico de veces, seguir rutinas exactas para vestirse, y evitar determinadas palabras.
Lo que para otros era rebeldía, para él era control. El escenario, paradójicamente, le ofrecía orden dentro del caos. La música era su escape de una mente siempre en tensión. Sus compañeros aprendieron a convivir con su fragilidad con respeto.


3. Era el que más creía en la banda… aunque se peleara con todos

Durante las giras, peleaba con Johnny, discutía con Dee Dee, y pasaba horas sin hablar con nadie. Pero era el único que verdaderamente creía que los Ramones podían cambiar algo, aunque el resto quisiera tirar la toalla.
Cuando nadie los pasaba en la radio, Joey seguía soñando con giras mundiales. Cuando los críticos los ignoraban, él seguía escribiendo canciones. Joey fue el alma emocional de los Ramones, aunque lo negara o no se notara desde afuera.


4. Su estilo vocal fue una anomalía que marcó escuela

No gritaba. No rugía. No se forzaba. Joey Ramone cantaba como si estuviera encerrado en su cuarto, con la persiana baja, escuchando vinilos de los 60.
Su forma de cantar, nasal, cálida, melancólica, contradecía la furia del punk tradicional, y eso fue lo que hizo a los Ramones únicos. Hoy, cantantes como Billie Joe Armstrong (Green Day) o Julian Casablancas (The Strokes) heredan esa combinación de apatía y dulzura que Joey patentó.


5. Fue uno de los primeros punks en hablar del amor con vulnerabilidad

Mientras el punk británico hablaba de anarquía, Thatcher y bombas, los Ramones escribían sobre querer a una chica que no los mira, sobre corazones rotos y soledad adolescente. Joey no temía escribir letras cursis envueltas en tres acordes y velocidad.
“Baby I Love You”, “I Wanna Be Your Boyfriend”, “I Remember You”… eran canciones de alguien que quería ser amado, no temido. Ese romanticismo oculto fue clave para que miles de jóvenes sensibles se vieran reflejados.


6. Su look nació por necesidad, no por rebeldía

Joey era extremadamente tímido, sufría de acné severo y no se sentía cómodo con su cuerpo. Por eso empezó a usar anteojos oscuros todo el tiempo, flequillo que le tapaba la cara, y jeans ajustados.
Esa estética, que luego sería copiada por medio planeta, fue un escudo emocional, no un acto de rebeldía. La campera de cuero fue como una armadura. Joey inventó el look punk… para esconderse, no para mostrarse.


7. Siguió componiendo hasta sus últimos días

En sus últimos años, internado y ya muy debilitado, Joey grabó y escribió lo que sería su primer disco solista. Lo hizo desde la habitación del hospital, rodeado de máquinas, cuadernos, y amigos que grababan lo que él podía cantar entre tratamientos.
El resultado, Don’t Worry About Me, es uno de los discos más honestos del punk. Incluye “Maria Bartiromo”, un tema sobre su periodista favorita de CNBC, que mezcla economía, ansiedad y enamoramiento. Joey fue punk incluso escribiendo sobre la tele.


8. Tiene una calle con su nombre en Nueva York

En 2003, la intersección de East 2nd Street y Bowery, frente al legendario club CBGB, fue renombrada como Joey Ramone Place. Es una de las señales de calle más robadas de la ciudad: los fans se la llevan como trofeo, y la municipalidad debe reponerla cada tanto.
El punk de Joey no está en un museo: está en los postes de luz, en la calle, en la esquina donde todo empezó.


9. Su figura renace en las redes sin que nadie lo haya planeado

En TikTok y Reels de Instagram, miles de videos usan canciones de Ramones como fondo para historias románticas, skaters melancólicos, o videos de nostalgia noventera.
La frase “Hey ho, let’s go” ya no es solo un grito de pogo: es un código generacional que mutó con el tiempo. Joey aparece en tatuajes, en remeras de adolescentes que no lo vieron vivo, en compilados indie, en listas de “bandas que tenés que conocer si sentís que no encajás”.


10. Murió un domingo de Pascua… escuchando a U2

Joey Ramone murió el 15 de abril de 2001. En sus auriculares sonaba “In a Little While”, una balada de U2 que él amaba. Sus últimas horas fueron tranquilas.
A pesar de haber cantado sobre lo feo del mundo, su despedida fue suave, íntima, casi luminosa. Como su voz. Como su mirada tapada. Como esa frase suya que todavía flota: “La música puede cambiarlo todo, si no, ¿para qué estamos acá?”


Joey Ramone: la voz desalineada que hoy suena más clara que nunca

Murió hace años. Pero sigue en el aire.
En cada banda que canta con el corazón antes que con técnica. En cada chico tímido que se pone una campera de cuero sin saber por qué. En cada playlist que mezcla distorsión con amor.
Joey Ramone no necesitó gritar para que lo escuchen. Cantó bajito y dejó un eco infinito.

Por Oscar Simonella.

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