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21 de abril de 2025

Iggy Pop en su día: cómo sobrevivió a sí mismo y se volvió inmortal

Inventó el pogo, sangró en escena, despreció la fama y terminó expuesto en museos. A los 77 años, Iggy Pop no es un sobreviviente: es un manifiesto andante del rock sin reglas. En su cumpleaños, repasamos 10 momentos que explican por qué sigue siendo una figura imposible de domar.

Nació un 21 de abril de 1947 en Michigan, y se llamó James Newell Osterberg Jr. Pero el mundo lo conoció como Iggy Pop: el cuerpo escultural y sudado que pateó la puerta del rock a fines de los 60 con una mezcla de ruido, poesía y salvajismo escénico.
Con The Stooges cambió para siempre el modo de pararse en un escenario. Su música fue semilla del punk, del grunge, del noise, del arte performático… y de todo lo que buscó romper el molde.

Hoy, con 77 años, sigue girando, grabando y enseñando con el cuerpo lo que otros intentan explicar con palabras.

Acá van 10 razones que explican por qué Iggy Pop no necesita pertenecer a ninguna época para seguir siendo eterno.


1. Fue punk antes de que existiera el punk

En 1969, con The Stooges, Iggy ya estaba gritando, escupiendo, sacándose la remera y lanzándose sobre el público.
Mientras otros todavía usaban trajecito psicodélico, él se arrastraba sobre vidrios rotos con una actitud que inspiraría a Sex Pistols, Ramones y Nirvana.
No fue heredero del punk: fue el ADN original.


2. Su cuerpo fue (y sigue siendo) una declaración política

Iggy no necesitó discursos para confrontar. Su cuerpo descontrolado, flaco, sin camisa, tembloroso y libre fue un acto estético en sí mismo.
Saltaba, se contorsionaba, sangraba, se revolcaba. El escenario era su campo de batalla.
Con el tiempo, ese cuerpo se volvió símbolo de resistencia: el artista que sobrevive sin venderse, sin fingir, sin esconder nada.


3. “The Passenger” y “Lust for Life” son himnos de libertad que nunca envejecen

Ambas canciones, grabadas en su etapa solista junto a David Bowie en Berlín, son himnos atemporales.
“Lust for Life” suena en películas, publicidades, estadios y playlists de entrenamiento. “The Passenger” es una postal de tránsito existencial que sigue conectando con generaciones nuevas sin tener que ser adaptada a nada.
El secreto: no fueron escritas para gustar. Fueron escritas para ser sentidas.


4. David Bowie lo rescató… y él le devolvió inspiración

Después de una etapa autodestructiva al límite, Iggy Pop fue rescatado literal y creativamente por David Bowie, quien lo invitó a vivir a Berlín, lo ayudó a rehabilitarse y produjo sus primeros discos solistas.
A cambio, Iggy le devolvió crudeza, impulso y calle. Fue una hermandad artística tan visceral como profunda, y ambos salieron renovados.


5. Inventó el pogo y lo convirtió en forma de vida

Saltó al público en pleno show de los Stooges cuando nadie lo hacía. No fue una maniobra para “animar”: fue un impulso animal, puro, irracional.
De ahí nació el pogo. Y con él, una nueva forma de habitar la música desde el cuerpo, no desde la pose.


6. Actuó en películas, animaciones y hasta en Los Simpson… sin dejar de ser Iggy

Pasó por cine independiente, películas de culto como Coffee and Cigarettes, series como American Dad! y hasta se interpretó a sí mismo en Los Simpson.
Pero nunca dejó de ser Iggy. Nunca se volvió actor de Hollywood. Siempre que apareció en pantalla, fue con su voz, su piel, su esencia intacta.
Iggy no actúa: se expone.


7. No tiene miedo al silencio ni a la poesía

Aunque suene raro, Iggy es un gran lector, amante de la poesía francesa y del jazz. En sus shows, recita a Rimbaud y Baudelaire, y en entrevistas habla de filosofía con una lucidez inesperada.
Esa dualidad —entre el salvajismo corporal y la sensibilidad intelectual— es parte de lo que lo hace único.


8. Su música es influencia transversal, desde el punk al indie, pasando por el trap

Desde Pearl Jam a Queens of the Stone Age, desde Sonic Youth a Arctic Monkeys, todos beben de Iggy.
Incluso artistas urbanos y alternativos —como Yungblud, IDLES o Girl in Red— toman su actitud sin filtros, su crudeza lírica y su forma de estar en el mundo como referencia.
No hace falta sonar como él: alcanza con atreverse como él.


9. A los 77, sigue girando y mostrando que la edad no manda

No canta sentado. No se retira. No pide permiso.
Sube al escenario sin camiseta, baila como si tuviera 30, y deja la piel en cada tema como si fuera la última vez.
No lo hace por nostalgia. Lo hace porque la música aún lo atraviesa como siempre.


10. Es el último ídolo verdaderamente libre

No pertenece a sellos, ni a marcas, ni a tribus. Nunca fue domesticado.
Cuando todos fueron etiquetados, Iggy Pop se mantuvo en una zona donde nadie pudo encasillarlo.
Su voz, su cuerpo, su discurso y su arte siguen siendo símbolo de autenticidad radical, esa que no se compra, no se simula y no se hereda.


Iggy Pop: el que nunca dejó de ser real

Hoy cumple 77 años. Y aunque lo llamen “el padrino del punk” o “el dios salvaje”, él sigue sin ponerse títulos.
Solo sube, canta, se ríe, baila, y mira al mundo como si aún le debiera una buena sacudida.
Porque con Iggy Pop, la rebeldía no fue una pose adolescente: fue una forma de existir.

Por Eleo Mena.

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