Gerardo Arias
Tono: Em
Dame, señor, la paz que tanto ansío
que tengo el corazón sobresaltado,
y no puedo seguir, falto de brío,
la senda que tú mismo me has trazado,
hace tiempo que miro en torno mío,
un horizonte torvo y deslustrado
y tiemblo de pavor, tiemblo de frío,
como en la fría noche abandonado.
Dame, señor, la paz, tú que eres bueno
la inconmovible paz de la montaña
que nada sabe, de tormenta y trueno,
tú, señor, que eres resplandor sereno,
mi corazón con esta lumbre baña,
para morir en paz sobre tu seno,
para morir en paz sobre tu seno.