El 15 de septiembre de 2008, el mundo de la música perdió a Richard Wright, uno de los miembros fundadores de Pink Floyd, quien falleció a los 65 años víctima de un cáncer. Aunque a menudo estuvo a la sombra de figuras más mediáticas como Roger Waters y David Gilmour, Wright fue una pieza fundamental en la evolución del sonido de la banda. Su contribución como tecladista y compositor en discos legendarios como The Dark Side of the Moon y Wish You Were Here cimentó su legado como uno de los músicos más influyentes del rock progresivo.

Los inicios de una carrera silenciosa pero potente

Nacido el 28 de julio de 1943 en Hatch End, Middlesex, Reino Unido, Richard Wright comenzó su camino musical estudiando piano y trompeta. A principios de la década de los 60, mientras estudiaba arquitectura en la Regent Street Polytechnic, conoció a Roger Waters y Nick Mason, con quienes formaría una banda llamada Sigma 6, que eventualmente se transformaría en Pink Floyd.

A diferencia de Waters y Gilmour, Wright no buscaba el protagonismo. Prefería contribuir desde las sombras, creando las atmósferas sonoras que dieron a Pink Floyd su distintivo sonido espacial y etéreo. Su estilo, influido por el jazz, la música clásica y la electrónica, jugó un papel esencial en la transición de la banda desde sus inicios psicodélicos hacia el rock progresivo, dominando la escena de los 70.

El genio detrás de The Dark Side of the Moon

Uno de los puntos culminantes de la carrera de Wright fue su contribución a The Dark Side of the Moon (1973), un álbum que redefinió el concepto del rock progresivo y que, hasta el día de hoy, sigue siendo uno de los más vendidos y aclamados de la historia. Wright no solo se destacó como tecladista, sino también como compositor.

Sus aportes a canciones como "The Great Gig in the Sky" y "Us and Them" fueron claves en la creación de la atmósfera introspectiva y melancólica del álbum. "The Great Gig in the Sky", una pieza instrumental inicialmente compuesta en piano por Wright, es uno de los momentos más conmovedores del álbum, donde la emotiva interpretación vocal de Clare Torry se entrelaza con el piano celestial de Wright. Por otro lado, "Us and Them" se distingue por sus armonías suaves y arreglos complejos que combinan saxofones y teclados, reflejando la sensibilidad jazzística de Wright.

Wright no era solo un músico técnico; tenía la capacidad de crear ambientes que resonaban emocionalmente. The Dark Side of the Moon debe gran parte de su éxito a la profundidad emocional que Wright aportó a la música y los arreglos. Su habilidad para fusionar capas de sonidos envolventes se convirtió en la firma sonora de Pink Floyd, impulsando al álbum a un éxito monumental, permaneciendo en las listas de éxitos durante más de 14 años consecutivos.

Wish You Were Here: Homenaje a un compañero caído

Tras el éxito de The Dark Side of the Moon, Pink Floyd lanzó Wish You Were Here (1975), otro de los pilares del rock progresivo. El álbum fue concebido como un homenaje a Syd Barrett, el cofundador de la banda, cuyo deterioro mental lo llevó a dejar Pink Floyd.

Una de las contribuciones más notables de Wright a este álbum es su trabajo en "Shine On You Crazy Diamond", un extenso tema dividido en varias partes que abre y cierra el disco. Las icónicas notas iniciales de sintetizador que Wright toca en el Minimoog establecen el tono para toda la pieza. Es un lamento sonoro que refleja el dolor por la pérdida de Barrett y la propia melancolía de la banda en su momento. El uso de sintetizadores, junto con su clásico piano Rhodes, creó la atmósfera perfecta para lo que sería una de las piezas más épicas de Pink Floyd.

Altibajos y la salida temporal de Pink Floyd

A finales de los 70, las tensiones internas en Pink Floyd comenzaron a aumentar. El control creativo que Roger Waters ejercía sobre la banda se intensificó durante la producción de The Wall (1979), lo que llevó a la salida de Wright. Sin embargo, Wright regresó como músico contratado para las giras de The Wall y eventualmente se reintegró al grupo para el álbum A Momentary Lapse of Reason (1987), después de la partida de Waters.

A lo largo de los años 80 y 90, Wright mantuvo una carrera más discreta, lanzando algunos proyectos como solista, incluyendo Wet Dream (1978), un álbum que mostró su capacidad para escribir canciones introspectivas y de ambiente, aunque no alcanzó el éxito comercial esperado. Sin embargo, el regreso definitivo con Pink Floyd en The Division Bell (1994) lo consolidó una vez más como un miembro vital en la banda. Canciones como "Wearing the Inside Out", donde Wright toma la voz principal, revelan una vulnerabilidad emocional que pocos conocían de él.

Influencia y legado

La influencia de Wright en el mundo de la música no se limita a su trabajo con Pink Floyd. Su estilo minimalista, basado en la creación de atmósferas y texturas, fue pionero en muchos sentidos. Inspiró a generaciones de tecladistas y productores a explorar más allá de las simples melodías y armonías, creando paisajes sonoros que enriquecen la narrativa de una canción.

Bandas posteriores como Radiohead, Muse y Porcupine Tree han citado a Pink Floyd, y específicamente a Wright, como una influencia en su propio enfoque para integrar teclados en el rock. Su trabajo demostró que un instrumento no necesita estar al frente para ser crucial; a veces, es el ambiente lo que le da vida a una canción.

Una voz callada que dejó una marca eterna

Richard Wright nunca fue el miembro más ruidoso de Pink Floyd, pero su música habló más fuerte que las palabras. Su estilo único, su capacidad para crear atmósferas y su discreta pero fundamental contribución a los álbumes más icónicos de la banda lo convirtieron en una parte esencial de la historia del rock.

A su muerte en 2008, el mundo perdió a un músico cuya humildad solo era igualada por su talento. Pero su legado perdura en cada nota de The Dark Side of the Moon, Wish You Were Here y los numerosos discos que ayudó a moldear.