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Biografía de Los Piojos

Los Mocosos

“Nunca te vi en ningún aviso. Nunca te vi en televisión. Nunca te vi en ningún diario. Nunca, nunca, nunca, escuché tu voz”. Así decía -así dice- el estribillo de la canción más querida por los primeros locos que tomaban colectivos para ver a Los Piojos, una banda de Palomar, en la Provincia de Buenos Aires, que hacía rocanrol y metía algunas cositas interesantes y diferentes. Algún candombe, algún tanguito, algo que no se pareciera a lo que había para ver y escuchar por ese entonces. Los diez, los veinte, los cincuenta que desgarraban sus gargantas coreando Cruel sentían que era su banda, su descubrimiento más preciado, su tesoro. Ni en el terreno de la imaginación daba vueltas la idea de miles de personas cantando Tan solo en un estadio de fútbol repleto. O de Los mocosos sonando como una reliquia de los peleados viejos tiempos. Se acercaban los noventa, arrancaba el reinado de Carlos Menem, empezaban a vender el país. Los Piojos salían a los pequeños escenarios del rock porteño y bonaerense: Teatro Arlequines (donde alguna vez monologó Enrique Symms), Graf Zeppelin (de Ciudad Jardín), Baroqué, Always, Ma Baker (allí Andrés Ciro cantó por primera vez), La Plaza del Avión y Boa Vista, que ostenta una grabación pirata muy preciada. Esa noche, el guitarrista invitado fue Skay Beilinson, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Fueron inolvidables las fechas en Villa Gesell en el verano del 1989/90. En el boliche Toulousse, sobre la costa, actuaron 13 veces en 15 noches. Los Piojos dormían en cuartitos de chapa, en camas marineras llenas de pulgas. Pero valió la pena: los vieron casi 100 personas por recital.

Eran poquitos -muy poquitos- en los primeros shows. Con Los Piojos ocurrió lo que con casi todas las bandas de rocanrol: los espectadores primarios eran los amigos más cercanos. El repertorio iba de algunas canciones propias (El blues del gato sarnoso, Ay qué maravilla) a covers (de los Rolling Stones y Lou Reed). A esa altura, todos los temas ya se veían teñidos por los sonidos característicos que la banda aseguró -con el tiempo- como marca registrada. El acento rioplantense y tanguero asomaba y se expandía de boca en boca por los colegios secundarios de Ciudad Jardín, Martín Coronado y Palomar.

Y fue promediando 1991 cuando dieron un paso muy grande e inesperado. Los Piojos fueron invitados a ser parte del Festival de Música Antirracista de Países del Tercer Mundo, nada menos que en una de las capitales de Europa, París. Antes y después de subir ellos al escenario, tocaron grupos de Cuba, de Marruecos, de Burkina Faso, de Malí, de España y de Francia. El número mayor era una banda que andaba revolucionando la música con sus influencias árabes y latinas: Mano Negra.

Si querés alto volar

De vuelta al barrio, no dejaba de rondar por sus cabezas la idea y la ilusión de grabar el primer disco. Ya los seguían chicos de colegios de la Capital. El Avellaneda (de Palermo) era uno fiel, y el Esnaola (de orientación musical) tenía entre sus alumnos a Tavo Kupinski, que tocaba en Los Sabuesos y conocía a la banda porque su chica era de Ciudad Jardín. Él pasó a reemplazar al violero Pablo Guerra, que recaló en Caballeros de la Quema.
Y fue en el invierno de 1992, entre junio y agosto, cuando por fin entraron a estudios en Del Cielito Records. En ese corto lapso registraron Chac tu chac, su primer disco.

La idea fue volcar todo lo compuesto entre el '88 y el '92, todo lo que hacían en vivo. Fue la primera experiencia en grabaciones de estudio. La versión rocker del tango Yira Yira los ubicó en un plano de atención mayor, por atrevidos. Las románticas Tan solo y A veces mostraban una veta sensible que siempre lucen con orgullo.
Los Piojos trataban de tocar todos los fines de semana, y mal no les iba. El año '93 fue próspero en cuanto a presentaciones en vivo y una gira los llevó a Rosario, Mar del Plata y Bahía Blanca. Lo que ocurría era que llegaban a los lugares y nadie sabía que iban a tocar allí. El apoyo de la compañía era nulo.

Algo nena, algo está pasando

Si hay un lugar al que Los Piojos y sus seguidores de la primera hora recuerdan con cariño y nostalgia es el Teatro Arpegios, en la calle Cochabamba, cerca de la Autopista, en San Telmo. En ese lugar -en ese sótano- ya empezaban a colgarse las primeras banderas, los más desaforados invadían el escenario para bailar con Andrés Ciro, las chicas del público se renovaban fecha a fecha y los pogos crecían cada vez más. Eran shows íntimos y no tanto, porque se daba una fiesta que se grababa en las retinas de todos. Esa fue una buena época de siembra para la banda.
Otro recuerdo: en el colegio Mariano Acosta se organizaban los "contrafestejos" por el 12 de octubre, el llamado "Día de la Raza", todos los años. Una vez participaron.

La escenografía en los escenarios, trabajada para cada fecha, ya era costumbre. El color rojo del segundo disco -Ay Ay Ay, de 1994- llenaba los ojos. Los piojitos en las remeras se empezaban a ver de a poco por los barrios y muchos pibes aprendían a tocan Ando ganas con sus guitarras, o silbaban Muy Despacito en los colectivos, en los trenes, en los subtes. En una época, los subterráneos de Buenos Aires musicalizaban un spot propio con el tema Chac Tu Chac.

Ay Ay Ay fue el primer trabajo con el ex GIT Alfredo Toth y Adrián Bilbao como guías. Ellos les imprimieron una buena dosis de trabajo, haciéndolos ensayar un mes antes de entrar al estudio. Algunas cosas había que adaptar. El tema que le daba nombre al disco duraba en vivo entre quince y veinte minutos, y no podía grabarse de esa forma. Este segundo disco de Los Piojos fue dedicado a Diego Armando Maradona. Nacía un amor.

El invierno largo se fue

1996 fue el año que marcó a Los Piojos para siempre. No solo porque comenzó a darse eso de ritual que sólo entienden los que alguna vez vieron a la banda en directo, sino porque salieron al ruedo con un tercer álbum que los puso al frente de las ventas y los ojos de todo el mundillo del rock, y de otros también. Tercer arco fue presentado para la prensa de manera muy tímida en el Teatro Arpegios. Apenas un par de decenas de periodistas asistieron al evento y se llevaron de regalo uno de los discos más exitosos de los '90. De fondo, mientras los invitados charlaban con los músicos, después de la conferencia de prensa, sonaba el primer corte elegido: El Farolito. Cuando hablaban Andrés, Tavo, Mickie, Piti y Dani se notaba que algo tramaban. Se sentía en el aire que se tenían fe, esa fe que se percibe en la mirada.

Tercer Arco fue el primer disco donde llegaron al estudio a completar temas. Ya empezaban a sufrir el karma del músico: el del contrato musical. Esquina Libertad y el tangazo Gris se terminaron sobre la hora.
La primavera se tiñó ese año de un ritmo nuevo para el gran público. Eso derivó en los primeros Obras para la banda. Dos estadios casi llenos confirmaron lo que las ventas y los comentarios de la calle decían. El momento de Los Piojos había llegado. Luego vinieron dos microestadios de Ferro en noviembre y tres Obras más al filo del '97. Fueron tiempos difíciles para los viejos fans del grupo. Pero difíciles por el cambio tan brusco. Era loco verles las caras. Miraban a su alrededor extrañados, perdidos entre tanta nueva gente. Cantaban con toda la voz que podían y espiaban a los demás para comprobar si se sabían las letras de los temas viejos. Y la verdad es que sí, que casi todos los que iban a ver a Los Piojos antes de aquel verano se habían unido al ritual.

La fiesta que despertaban temas como Pistolas, Te Diría, o los recientes Maradó (ese himno), Muévelo, Verano del '92 y El Farolito no tenían comparación. Muchas veces se había visto Obras así de cargado, pero esto era distinto. Algo estaba pasando en el rock argentino. Se iba 1996, y esta vez las remeras que se expandían eran amarillas como el disco más vendedor de Los Piojos.

Como el aire de enero

Verano del '97. Fue increíble lo que pasó durante enero y febrero. Los que se quedaron en Argentina pasando calor lo vivieron de cerca. Se dio una especie de revolución piojosa. El Farolito y Verano del '92 eran cabeza de ranking en todas las radios y el clip de Maradó trepaba al top ten de MTv. El video -ambientado en la cancha de Huracán y con imágenes del astro Diego haciendo de las suyas- dio vueltas por toda América y llegó a los ojos del jugador, como ellos soñaban.

La típica polémica que acarrea el éxito también se hacía presente. El "uoh bamba uoh bamba uoh y el oh oh ohó oh ohó" parecían estar instalados en los cerebros de todos. Sonaban también en las AM y hasta hubo una horrible versión cumbianchera de El Farolito. Y eso provocó que la banda respondiera dejando de tocar por un tiempo prudencial sus dos más grandes hits, porque hasta ellos se habían hartado.

En julio de ese año metieron 10.000 personas en el Microestadio de Racing Club de Avellaneda y en noviembre volvieron a Buenos Aires para sitiar el Parque Sarmiento, ante 7.000 piojosos.

Azules son las almas

Todavía le quedaba a la banda un álbum más con la discográfica DBN. Fue por eso que entraron otra vez a estudios para grabar su cuarto trabajo, y a comienzos de 1998 editaron Azul. Lo presentaron en el Parque Sarmiento, que se llenó una vez más. Fue una grata sorpresa la actuación del coro de niños Chiquicanto para interpretar Agua, que sería uno de los temas más difundidos del disco.

Azul fue un álbum que salió rápido. Tuvo cuatro meses de gestación, con muchos temas que se terminaron en el estudio. Por ejemplo el Vals Inicial, que había sido tocado una sola vez entero, y al día siguiente fue grabado. El distintivo del cuarto disco piojoso fue que en un punto se le dio la espalda a la búsqueda del hit, al éxito de Tercer Arco, y la idea fue meterse en el espíritu de ese momento de la banda, pero aprovechando el éxito para darse algunos gustitos: metieron coros de chicos, vientos, cuerdas, sonidos sampleados. Se dieron el lujo de masterizarlo en Nueva York. Cosas nuevas para Los Piojos.

Azul es un disco con clima (Quemado), rocanrol (Buenos tiempos), rocandombes (El Balneario de los Doctores Crotos) y locuras (Finale), que fue grabado en una especie de fogón, en ronda, con el Rifle Pandolfi (ex jugador de fútbol y actual músico de Actitud Sospechosa), Alfredo Toth y Adrián Bilbao de invitados.
El clip de El Balneario… alcanzó una alta rotación en las cadenas de televisión y los llevó a tocar en el Distrito Federal y Guadalajara (México) y a San Diego, Los Angeles y Miami, en Estados Unidos.

Ritual sin calma

Si el ascenso de Los Piojos se veía como algo difícil de continuar, el año 1999 lo desmintió por completo. Fueron doce meses de nuevos emprendimientos, de records, de alegrías.

A los tres shows en Villa Gesell, Bariloche y Junín se le sumaron en la primera mitad del año tres presentaciones en Obras, pero muy especiales. La invitación fue ideal para que el público piojoso fuera en masa a dar el presente: iban a grabar su primer disco en vivo.

Y el amor que había nacido tiempo atrás con Diego Maradona tuvo su momento de gloria en aquel estadio, cuando el mejor jugador de la historia del fútbol subió al escenario durante -claro- Maradó. Luego de la introducción con el Himno Nacional Argentino en armónica, apareció el 10 y agradeció a la banda que, emocionada hasta las lágrimas, se pellizcaba para saber si era verdad. Maradona le regaló en el escenario sus últimos botines a Andrés Ciro, los que desde aquel momento siempre están presentes, colgados del micrófono, cuando Los Piojos tocan Maradó.

Casi dos meses después actuaron en La Plata, donde anunciaron el nombre del nuevo disco (Ritual) y el de su propio sello discográfico (El Farolito Discos). Sobre el nombre del álbum dijeron: “Se llama así porque se da una cosa de ritual fuerte en los recitales. Es un mundo distinto. Son los rituales del siglo XX. Es un ritual absolutamente repartido entre la banda y la gente, que es fundamental, no sólo por su presencia, sino también por su entrega para que todo funcione”.

Aquellos dos shows en el Microestadio de Gimnasia y Esgrima La Plata sirvieron también para seguir presentando nuevas canciones: San Jauretche, Luz de Marfil y Reggae Rojo y Negro (“Es el primer reggae que hacemos, vamos a ver cómo nos sale”, anunció Ciro cuando fue estrenada en Obras).

Tras dos recitales en Caleta Olivia y Comodoro Rivadavia, la banda paró por dos meses para hacer un megaconcierto en la cancha de All Boys. El show fue el 9 de octubre de 1999, y fue una fiesta que nadie va a olvidar, porque tuvo de todo: estrenos (Media caña), invitados de lujo (Chizzo, Tete y Tanque, de La Renga) y hasta travestis en Go Negro Go (nunca había sido tocada en vivo). Además, fue el record de convocatoria de Los Piojos: 26.000 personas. 2.000 se quedaron afuera. Esa noche, después de tres horas de fiesta, las calles el barrio de Floresta se llenaron de piojosos que como nunca habían llegado en masa para confirmar lo que se venía desde hacía un tiempo: Los Piojos estaban en su mejor momento.

El '99 se fue con varios shows en el interior argentino (Rosario, Concordia, Córdoba) y dos multitudinarios: uno en la cancha de Atlanta (22.000 personas), y otro impresionante, gratuito, en la Plaza Moreno de La Plata donde convocaron un 30 de diciembre a más de 100.000 personas. Se iba un año increíble, se venía uno movido.

Yo sé que otra vez habrá sol

El 2000 los encontró encerrados en una quinta que alquilaban en Paso del Rey, preparando el disco sucesor de Ritual, que iba a salir a mediados de año. En medio de la grabación llegó el momento más triste para la banda: el adiós de Dani Buira, el baterista y percusionista. Sobre el tema, esto dijeron los protagonistas mediante un comunicado: “Somos una banda de amigos. Vivimos juntos mucho tiempo, en la misma casa. Convivimos casi todos los días muchas horas. Salimos, jugamos al fútbol, nos fuimos de vacaciones, juntos. Hubo un problema personal entre Tavo y Dani. Estábamos pensando en un casting par una chica para un video y a la semana pasamos a tener que pensar en un nuevo baterista. Es un golpe muy duro, pero Tavo, Mickie, Piti, Ciro, Pocho y toda la gente que trabaja con nosotros estamos unidos como nunca, si cabe. No queremos entrar en detalles del por qué, pero fueron muy fuertes. Ya estamos agradeciendo aquellos mensajes de apoyo que nos van llegando y les decimos que estén tranquilos, que la banda sigue. Pero no podíamos seguir si no era posible mirarnos a los ojos sobre un escenario. Un abrazo grande, los queremos mucho”. El nuevo baterista de Los Piojos, Sebastián “Roger” Cardero, fue elegido pronto (llegó por recomendación de Jorge Araujo, baterista de Divididos), y tocaron en Santa Fe, Córdoba, Miami y Nueva York para ir aceitándose otra vez.

A mitad de 2000 batieron otro de sus propios récords: tocaron siete veces en Obras en dos fines de semana. La séptima fue a beneficio del Hospital Roffo, con invitados de lujo: Divididos (en Arco y Taxi Boy), La Renga, Viejas Locas, Los Auténticos Decadentes y Verónica Condomí, entre otros. Fue una buena manera de darle fuerza a un nuevo disco, el quinto en estudios, el sexto de su historia, titulado Verde paisaje del infierno. Otra vez un color como protagonista del arte de la banda, esta vez el verde. Así lo explicó Ciro: “Veníamos pensando en que el próximo tenía que ser verde. Azul iba a ser verde, y un poco jugando con el tema de un lugar que nosotros alquilamos para crearlo -una quinta- nació esta frase, porque había mucho verde y era un lugar de verde paisaje entre tantas cosas densas o infernales que ocurren. Estás en un lugar para descansar, olvidarte de todo, tocar, jugar al fútbol, laburar y preparar el nuevo disco. Y también porque tal vez el infierno sea verde…”.

Y uno es todos, y todos somos uno

El nuevo álbum salió en octubre de 2000, y fue una apuesta fuerte, teniendo en cuenta que se trataba del primer disco de estudios bajo El Farolito Discos, que era el debut oficial de Roger Cardero y que también Andrés se largaba a ser el productor artístico (“Realmente fue una experiencia alucinante”, comentó). Como si fuera poco, Ricardo Mollo produjo el sonido de guitarras. Mejor no les pudo haber salido la jugada. Enseguida, los temas de Verde Paisaje del Infierno empezaron a rotar por todas las radios y muy pronto todos los piojosos se sabían las letras y las cantaban como si se tratara de clásicos. Y además había curiosidades: Fijáte (track 6 del cd) fue cantado por Mickie, Reggae Rojo y Negro y Vine Hasta Aquí fueron hechos por Piti, San Jauretche salió en homenaje al pensador y escritor Arturo Jauretche y despertó en vivo un pogo que no se había dado con otras canciones del grupo.

Verde Paisaje… fue presentado en todos los rincones de Argentina y a principios de 2001 estrenaron el video clip de Ruleta, filmado en parte en Comodoro Rivadavia, localidad del sur argentino en la que Los Piojos juegan de locales. El clip de Ruleta rotó incesantemente por todas las cadenas musicales y se colocó en el número 1 entre los más pedidos por el público en MTv. En febrero actuaron en la primera edición del Festival Cosquín Rock, en la provincia de Córdoba. En abril tocaron tres noches seguidas en el Polideportivo de Gimnasia y Esgrima de La Plata, donde se agotaron las 15 mil localidades. Además, la banda estrenó Extraña soledad, canción creada y cantada por Piti.

Después de varias idas y vueltas para definir el lugar y la fecha de la esperada presentación de Los Piojos en un estadio de Capital Federal para tocar Verde paisaje del infierno, por fin en agosto llegó la confirmación: sería el 20 de octubre, en la cancha del Club Atlético Atlanta. Y otra vez la jugada les salió bien. Lo dijo Andrés Ciro cuando promediaba el show: “Esto no es un concierto ni un recital: es una fiesta”. Y claro, nadie que haya ido ese sábado al estadio de Atlanta puede negarlo. Los Piojos atrajeron a 30.000 personas, tocaron temas de todo su repertorio durante casi tres horas y recibieron las visitas de los hermanos Mollo (Omar cantó y tocó la guitarra en Yira Yira y Around & Around y Ricardo tocó la guitarra en Morella y también en Around & Around). Como las entradas para este show se habían agotado casi una semana atrás, Los Piojos debieron agregar una nueva fecha el sábado 27, también en Atlanta. Pero debido a una disposición del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires referente a la habilitación del Estadio del Club Atlético Atlanta, Los Piojos se vieron obligados a suspender el show que tenían previsto.

Por eso, exactamente dos semanas después de participar del Homenaje a Diego Maradona -cuando tocaron en la Bombonera y en la fiesta exclusiva del 10 en el Hotel Hilton-, y a 21 días de haberse presentado en el estadio cubierto de Newell's Old Boys de Rosario ante 7.500 personas, Los Piojos dieron su ritual el 24 de noviembre y colmaron otra vez un estadio de fútbol. Esta vez fue el turno del Palacio Tomás A. Ducó, del Club Atlético Huracán. Cuando comenzó el 2001, ni Los Piojos imaginaban que el fin de año los encontraría batiendo nuevos récords propios de convocatoria. Ya lo habían logrado el 20 de octubre en el estadio de Atlanta (30.000 piojosos), y lo superaron el 24 de noviembre en la cancha de Huracán (35.000).

Los Piojos arrancaron el 2002 a puro festival: fue en la segunda edición del Cosquín Rock. Después, una gira los tuvo tocando -y con mucho éxito- por varias ciudades de Estados Unidos (Nueva York, Los Angeles, San Diego y Miami). Al regreso volvieron a presentarse en Argentina. Recorrieron varios puntos del país y recalaron en el Luna Park, con cuatro funciones con lleno total. Allí estrenaron una canción (Sed viña), tuvieron varios invitados de lujo (hermanos Mollo, León Gieco, Pappo) y ofrecieron una puesta en escena espectacular.

Luego, otra gira, que arrancó en Comodoro Rivadavia (4.000 personas), Río Gallegos (2.000 fans) y Neuquén (6.000), donde subió a tocar la guitarra en Globalización un chico de 12 años, fanático de la banda que se había comunicado por mail con los músicos. Luego tomaron la ruta hacia Bahía Blanca, donde se acercaron 4.000 piojosos. El quinto show fue en Santa Rosa, La Pampa, frente a 2.000 chicos y chicas. Y el final fue a todo trapo en Rosario. El Estadio Cubierto de Newell's Old Boys se colmó con las 10.000 personas que asistieron a una fiesta a la que los rosarinos ya se van acostumbrando, por suerte.

Tras un par de semanas de descanso, cruzaron el charco hacia Montevideo. Allí tocaron el 14 de septiembre en el Teatro de Verano. Y el 21, festejando una “Primavera Piojosa”, actuaron en el Recreo Luz y Fuerza de Mendoza.

Huracanes y lunas plateadas

Y por fin, en noviembre de 2002, llegó el esperado segundo disco en vivo de Los Piojos: Huracanes en luna plateada, álbum doble que es una muestra de lo que fueron los shows en el Estadio de Huracán, en el Luna Park, en el Polideportivo de Gimnasia de La Plata, en Rosario, en Córdoba y en Mendoza. Además, el álbum vino con un libro de fotos de 60 páginas donde se puede recorrer visualmente la carrera de la banda, desde sus comienzos hasta hoy.

A principios de 2003, la banda fue el número principal del tercer Festival Cosquín Rock y cerró la cuarta jornada del evento. Este será un año que encontrará a Los Piojos creando su nuevo disco de estudio. ¡Paciencia piojosos! Ya habrá novedades…

A principios de 2003, la banda fue el número principal del tercer Festival Cosquín Rock y cerró la cuarta jornada del evento. Unos meses más tarde, Piojos y piojosos se unieron en el Luna Park a beneficio del Hospital de Niños de Santa Fe, provincia que fue víctima de una devastadora inundación que dejó a miles de personas sin techo y, particularmente al Hospital, sin su infraestructura. En octubre llegó una nueva gira por España: tocaron en Madrid, Barcelona, Mallorca, Valencia y Granada ante más de 10.000 piojosos que, aunque sea por un rato, se reencontraron con Argentina.

Máquina de sangre monumental

El 14 de noviembre de 2003 fue la fecha elegida para la salida de "Máquina de Sangre", el nuevo disco. Con un arte de tapa espectacular (el color elegido fue el naranja) y gran variedad musical -además de excelentes críticas en los medios especializados- el álbum se convirtió rápidamente en uno de los más solicitados en todas las disquerías del país.

El 20 de diciembre fue, tal vez, el día más glorioso en la historia de Los Piojos: presentaron "Máquina de Sangre" ante ¡70.000! personas en el estadio de River Plate y se erigieron como la banda argentina más convocante de la actualidad. Allí presentaron un nuevo video: el de "Como Alí", segundo corte de la placa (el primero había sido "Fantasma").

Entrando en tu ciudad

En 2004 Los Piojos volvieron a cerrar el Cosquín Rock en febrero, e iniciaron una nueva gira por España. A su regreso, llenaron dos veces el Estadio de Vélez Sarsfield (22 y 25 de mayo), ante alrededor de 90.000 personas. Y en la segunda mitad del año emprendieron una extensa gira que los tuvo entrando en las ciudades de toda la Argentina. La máquina piojosa no se detiene.

En 2004 Los Piojos volvieron a cerrar el Cosquín Rock en febrero, e iniciaron una nueva gira por España. A su regreso, llenaron dos veces el Estadio de Vélez Sarsfield (22 y 25 de mayo), ante alrededor de 90.000 personas. En la segunda mitad del año emprendieron una extensa gira que los tuvo entrando en las ciudades de toda la Argentina y el 27 de noviembre tocaron en el Estadio Ciudad de La Plata, ante 55.000 personas.

En 2005, la banda tocó muy poco porque los músicos decidieron que era momento de descansar un poco, aprovechando que Ciro debía operarse de sus dos rodillas. A pesar de que algunos medios sembraron rumores sobre una posible separación, Los Piojos volvieron con todo. Primero se presentaron en Santa Fe, luego abrieron el Pepsi Music en Obras y para despedir el año se dieron el gusto de llevar el ritual a la cancha de Boca, el 22 y el 23 de diciembre, ante 80 mil personas.

Es sólo rocanrol, y me gusta

Si el 2006 podía empezar bien… comenzó mucho mejor de la mano de un sueño hecho realidad: Los Piojos fueron invitados por los Rolling Stones para compartir su mega show en River Plate, el 21 y el 23 de febrero. Fueron dos noches increíbles, y la banda más grande del mundo subió al escenario después de haber escuchado a Ciro, Mickie, Piti, Tavo y Roger desde su camarín.

Después de ese momento sublime, Los Piojos se concentraron en la pre producción de un nuevo disco de estudio y en la preparación de su primer DVD. Pero a fines de abril se tomaron un recreo para tocar en el Luna Park, en tres shows difundidos a través del "boca en boca", sin publicidad. La máquina piojosa no se detiene.

Somos fantasmas peleándole al viento

Después de más una década llenando estadios, Los Piojos decidieron que era hora de que hubiera un material en el que se plasmaran esas grandes noches de los últimos tiempos en un formato todavía no explorado por la banda: el DVD, que fue editado en octubre.

El título elegido fue "Fantasmas peleándole al viento", tomado de una frase de uno de los grandes himnos piojosos, "Cruel". El DVD cuenta con imágenes de los shows de Boca Juniors (diciembre de 2005), Estadio Ciudad de La Plata (noviembre de 2004) y Obras al aire libre (octubre de 2005). El Director fue Alberto "Carpo" Cortés y la Producción Artística estuvo a cargo de Andrés Ciro Martínez.

Fue el primero de dos DVDs, porque en 2007 se editará otro, con imágenes de River Plate, Ferro y Vélez; y se llamará "Desde lejos no se ve". Ambos contienen extras imperdibles, tanto para fanáticos como para aquellos que recién se acercan a Los Piojos.

El primer DVD fue presentado en simultáneo en todo el país, en distintos cines de las ciudades más importantes de la Argentina. En Buenos Aires, más de 600 personas -entre invitados, amigos, piojosos y periodistas- fueron a la avant premier en el cine Gaumont. Lo mismo ocurrió en casi todo el territorio argentino: en La Plata, Córdoba, Santa Fe, La Rioja, San Juan, Mendoza, Mar del Plata, Jujuy y Neuquén.

Cosas de la Civilización
Durante el comienzo de 2007, la banda se recluyó en su sala de ensayo -los estudios El Farolito- y en Del Abasto a Monsterland para definir cómo sería el disco sucesor de "Máquina de sangre", que salió el 7 de agosto (7/8/7) bajo el nombre de "Civilización" y la producción artística de Alfredo Toth y Pablo Guyot.

Contenido en un packaging innovador, el álbum contó con 13 nuevas canciones -algunas de ellas ya habían sido estrenadas en vivo, como "Hoy es hoy", "Difícil" y "Buenos días Palomar"- y un track interactivo con contenidos piojosos imperdibles.
El 17 y 18 de agosto Los Piojos presentaron "Civilización" en el Polideportivo de Mar del Plata. Luego comenzaron una gira que los llevó por toda la Argentina.

Al poco tiempo de editado, "Civilización" se convirtió en Doble Platino, con más de 80mil unidades vendidas y "Pacífico" -su primer corte- fue elegido en las mayoría de las encuestas como "Tema del año".

Fuente: www.lospiojos.com.ar

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